El turismo como toda actividad económica puede contribuir al desarrollo de una región: todo depende de las intenciones. El turismo genera impactos altamente negativos sobre los ecosistemas y la cultura local; todo depende del modelo adoptado y de su gestión. El turismo necesita de un medio natural atractivo como soporte de su actividad y paradójicamente lo destruye iniciando sus actividades, alterando además su riqueza y su belleza con la llegada de miles de turistas, demostrando así la complejidad de esa actividad.
Idealizada, la actividad turística es educativa, acerca las culturas, propicia la tolerancia, la comprensión y la solidaridad. Todo depende del tipo de turistas. El turismo y sus beneficios deben recaer en la región donde se implementan los proyectos y sobre todo en poblaciones pobres, campesinas, que pueden ver aumentar sus ingresos con la venta de su producción; todo depende de las intenciones.
Puerto Plata es un mal ejemplo. Con tantos atributos naturales y culturales, no desarrolla todas sus potencialidades: Turismo de montaña, de cruceros, rural y turismo de playa. Cuando se convirtió en polo turístico, el modelo adoptado no garantizó la sostenibilidad del modelo.
Un modelo de desarrollo turístico sostenible debe tener en cuenta muchas variables: medio ambientales, culturales y sociales. Para preservar el medio natural es imprescindible entender su complejidad y particularidad y después estudiar la capacidad de carga y hacerla respetar: Si el modelo se aplica cerca de una comunidad, es necesario estudiar los indicadores socio económicos y evaluar sus necesidades, sus deficiencias y su capacidad de adaptación y evolución conjuntamente con la actividad turística.
Un modelo sostenible debe adaptarse a la red urbana regional y a la trama urbana existente en caso de turismo urbano, sabiendo que el número de consumidores impactarán sobre todos los servicios, la red vial y los ecosistemas. Todo parece tan simple y tan lógico, que uno se pregunta porqué entre inversionistas y polos turísticos no se actúa con ese sentido de la responsabilidad y de la solidaridad. Puerto Plata sintetiza las peores prácticas de un desarrollo turístico que debía permitir a toda la región vivir de esa actividad. Lo que ocurrió con ese destino regional de turismo demuestra que no se pensó en turismo responsable; sin embargo, así concebido, el turismo es una opción viable de desarrollo y progreso.