Abordar el tema del turismo es referirse a uno de los sectores claves de la economía mundial y de impacto estratégico en muchos países. En 2016 significó el 10% del PIB mundial, 7% del comercio internacional y 30% de las exportaciones de servicios y absorbe el 9.1% del empleo global. Desde que el flujo turístico colapsó en 2009, por la crisis financiera mundial, el sector se ha estado recuperando con dinamismo habiendo aumentado en 300 millones el número de visitantes desde 2008 para llegar a 1235 millones en 2016, un 235% superior a los 525 millones de 1996, uno de cada seis habitantes hicieron turismo. En 2016 el crecimiento fue del 3.9% – los años previos había estado creciendo alrededor del 4.6% – lo que representó 46 millones de turistas más que en 2015. Como quiera, ese resultado representa siete años consecutivos de crecimiento y haber alcanzado nuevo record histórico. Para 2017 se pronostica un crecimiento de 3 a 4%. De aquí a diez años, en 2027 el número de turistas será de 2000 millones, volumen que en buena medida se verá impactado por la indetenible irrupción de China e India en el mercado.
En 2010 se calculó lo que en términos prácticos representaba un negocio de tal magnitud con 300 millones de turistas menos de los que hoy viajan y la mitad de los que tendremos en diez años: hace siete años el sector abarcaba 62000 kilómetros cuadrados, 39,4 millones de toneladas de comida y 138 kilómetros cúbicos de agua. Es imposible ignorar lo que ello significa en términos ambientales y sociales y permite visualizar el reto que levanta para avanzar en sostenibilidad a lo que se llamó desde hace treinta años. Este año fue declarado “Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo”. Se ha tendido a ver el esfuerzo de sostenibilidad como un costo “insostenible”. Sin embargo, estudios confirmados desde hace unos años demuestran que una inversión aproximada del 0.2% del PIB para reducir emisiones, mejor gestión de los residuos y elevar la eficiencia en el consumo de agua en el sector incrementaría el PIB sectorial un 7% adicional hacia 2050 y habría reducido el consumo de agua en 18%, un 44% la energía y un 52% las emisiones de dióxido de carbono.
Por mucho tiempo lo ambiental, e incluso lo social, tenían una escala muy baja de atención por el sector, pero hoy hay una tendencia creciente a darle prioridad dado que se ha ido abriendo paso, indetenible, la conciencia que de ello depende su futuro. Sin una gestión responsable de los recursos se deteriora el sector. A nivel global la banalidad e irresponsabilidad de algunos ante el cambio climático nos pone bajo amenaza. Estudios sólidos muestran que un aumento del nivel del mar en solo un metro afectaría del 49 al 60% de los hoteles del Caribe y 21 aeropuertos. No es solo un problema de legislación, institucionalidad y conciencia social es, también, de exigencias globales. ¿Seguiremos callados?.