Turismo y ambiente

Turismo y ambiente

Aunque la modalidad del ecoturismo está seduciendo el interés de inversionistas locales y extranjeros, es todavía muy poco lo que ha hecho la República Dominicana en esta materia.

El mayor desarrollo en el campo de la inversión turística ha correspondido, hasta el momento,  a la modalidad que se encarga de promover y vender sol y playa, modalidad en la cual hay cuantiosas inversiones ejecutadas y en proyectos.

Poco a poco se ha ido despertando interés por el ecoturismo, una modalidad de delicado manejo que promueve los espacios correspondientes a reservas ecológicas y ambientales y que cuando se la explota de manera científica impide que las áreas protegidas resulten afectados por la actividad humana.

Pero nos produce inquietud y preocupación un informe reciente de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón sobre las actividades turísticas y culturales en  la República Dominicana.

Según los resultados de ese estudio,  la mayoría de las actividades turísticas y culturales que se realizan en el país violan los procedimientos ambientales y tienen poca diversificación, lo que puede provocar su estancamiento y agotamiento.

Si esto es cierto en las circunstancias actuales, qué ocurrirá cuando tome auge la modalidad del turismo que tiene como escenario las áreas protegidas.

Algunos de nuestros polos turísticos han tenido un desarrollo traumático, a pesar de ser fuentes de generación de divisas y empleo. Hay playas, como la de Boca Chica, que han sido degradadas y seriamente dañadas por la explotación turística y, en cambio, quienes les sacan beneficios se resisten a invertir dinero en su acondicionamiento.

Vayamos hacia el ecoturismo con reglas claras y precisas en las manos, para prevenir prácticas que generen riqueza económica a costa de degradar la naturaleza, el ambiente.

Normas de seguridad

El Cuerpo de Bomberos del Distrito Nacional ha detectado, a través de un estudio, fallas de seguridad en edificios públicos como los de oficinas gubernamentales Juan Pablo Duarte y Antonio Guzmán (El Huacal y El Huacalito), así como en la sede de la Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas.

Las fallas van desde falta de escaleras de emergencia, de extintores de incendios en lugares adecuados, puertas que abren en sentido contrario al que  establecen las normas, y así por el estilo.

Se trata de lugares en los que se concentra mucha gente, unos porque laboran en los mismos y otros porque acuden a realizar trámites de diversas índoles.

Hemos hablado únicamente de edificios de oficinas públicas.

La otra cara de la moneda son las abundantes torres privadas que se han multiplicado de un tiempo a esta parte, en muchas de las cuales podría incurrirse en violación de determinadas normas.

 Por ejemplo, hay torres que utilizan su primer nivel como área de estacionamiento pero que están soportadas con columnas, en vez de muros corridos. Expertos han observado que estas edificaciones suelen resultar muy vulnerables en caso de sismos.

Por lo visto, las normas de seguridad existen en este país para aplicarlas después de los percances, no antes para evitarlos.

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