Turismo y ecología

Turismo y ecología

La experiencia de desarrollo turístico con respecto a la ecología que vive la región Este del país, debe servir de ejemplo en el sentido de que, sin afectar un sector a otro, podemos desarrollar la infraestructura turística sin menoscabo ni destrucción del ecosistema.

Esa rica zona de la República conoce bien las ventajas de la llamada industria sin chimenea: tiene un amplio mercado laboral, bajas tasas relativas de desempleo, se promueve el aumento de la producción agrícola y pecuaria, para alimentar a los miles de turistas que nos visitan, pagan impuestos y generan divisas para las arcas de la nación.

Otros beneficios marginales de la actividad turística, saltan a la vista de todos, pues los ayuntamientos de polos turísticos, tal es el caso de Higuey, se esmeran por mantener el municipio limpio, el ornato bien cuidado, las obras locales en ejecución y se atienden las necesidades de los munícipes, al tiempo que se incentiva el turismo.

No es el turismo la panacea para todos nuestros males económicos, también es cierto que dicho flujo de visitantes de tantas culturas disímiles trae algunos perjuicios, pero de lo que se trata es de incentivar un turismo sano, de ese que gasta mucho, que consume en el país, dejando con ello mayores beneficios.

Soy ecologista nato. He defendido, defiendo y defenderé siempre nuestros recursos naturales. Pero también quiero ver mi país desarrollado, con muchos empleos, con entrada de divisas frescas y abundantes, con negocios que, como los turísticos, generan muchos beneficios directos y colaterales.

Para lograr lo anterior, los dominicanos contamos con extraordinarios regalos de Dios, que nos dotó de hermosas costas y playas, tupidos bosques, lagos, lagunas, manglares, humedales, envidiables playas de blancas arenas, palmeras, sol, frescor, en toda una gama de elementos que, con una sabia y racional explotación, equilibrada y científica, nos podría convertir en el más famoso destino turístico del Caribe, Centro y Sur América.

Turismo y ecología no son contrarios. Turismo y ecología no son palabras ni conceptos contrapuestos. Deben, en cambio, marchar de la mano, pues con eso es que contamos, en adición al calor de nuestra gente, la simpatía de nuestras mujeres, la laboriosidad de nuestra mano de obra y la bendición Divina bajo el manto protector de Nuestra Virgen, para desarrollar la nación.

Así como México y Venezuela, por citar sólo dos ejemplos, han usado sus recursos petroleros para avanzar, la media isla nuestra tiene que usar sus bellezas naturales, bien planificado y estudiado, para construir más destinos turísticos, más resorts, más hoteles, más ofertas a fin de atraer a millones de turistas que ansían pasar unos días de sol, merengue y solaz en las prístinas playas del Este, en nuestra tierra caribeña.

Que turismo y ecología marchen de la mano, con un mismo objetivo: el desarrollo dominicano; con un norte común: generar mayores riquezas, más empleos, más divisas y que las zonas turísticas, o con fuerte vocación turística, sean puestas al servicio del progreso con correcta planificación, combinando desarrollo con ecología, en perfecta comunión, para provecho de todo el pueblo dominicano. La región Este espera, adelante!

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