En un mundo que cruje por los intercambios de «disparos» a base de aranceles con posibilidades de causar graves daños a terceros, en República Dominicana están encendidos los propósitos gubernamentales de valerse de dos ámbitos fundamentales de la economía para ejercer mayor control sobre la inmigración y reducir el desempleo capeando, en la medida de lo posible, el efecto de contracciones en el comercio que a nivel global, y por vía de consecuencias, recortarían los viajes vacacionales hacia este hospitalario trópico soleado de palmeras y harían caer la demanda de bienes de producción local en su principal destino exportador: Estados Unidos.
En surgimiento una barrera de medidas administrativas y legislativas para reforzar controles sobre cruces fronterizos, la contratación irregular de mano de obra, el acceso de extranjeros a servicios públicos y un impulso a mecanizaciones industriales para depender menos de la fuerza bruta importada etc. Con la fuerza de nuevas resoluciones serían aumentados los salarios en los sectores que se pretende dominicanizar.
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Negociones, y sobre todo la buena voluntad del presidente Donald Trump, deberían salvar a República Dominicana, parcial o totalmente, de la carga impositiva aduanal de un 10% a toda mercancía que cruce el océano hacia costas norteamericanas. La economía dominicana no debe quedar privada de la plenitud de beneficios que logra con las zonas francas a través de ventajas competitivas, además de que otros renglones agrícolas e industriales, al margen del régimen especial del DR-CAFTA y de los parques manufactureros, recibirían recurrentemente una embestida arancelaria complementaria.
Ya consolidados como un motor de la economía, los parques de exenciones impositivas han tenido los vientos a su favor. Sus exportaciones del reciente enero alcanzaron los US$560 millones con un crecimiento de 3.1% comparado al mismo mes del año anterior y datos de la Dirección General de Aduanas y del Consejo que rige al sector indican que las ventas al exterior de las zonas francas generaron el 57% de la entrada de divisas al país en el 2024.
Se las considera clave para que esa captación de dólares se expanda y su papel es imprescindible para la generación de empleos y atraer inversiones estimuladas por la cercanía de este territorio a Estados Unidos. Conservar su dinamismo es lo mejor que le puede ocurrir a la economía de la República Dominicana en las tensa presencia de una guerra comercial ahora aplazada por noventa días por Washington aunque agudizada de manera particular sobre el principal intercambio de bienes y valores del mundo que es el de Estados Unidos y China, llevada esta a ser penalizada con más de 100 por ciento de aranceles a sus exportaciones lo que de una u otra forma repercutiría con imbricación sobre otras zonas del planeta.
TURISMO EN PIE
Con todo y el presagio de que el automatismo de la llamada industria «sin chimeneas» golpearía la creación de empleos de la hostelería, se trata de una de las columnas de la economía dominicana que arrancó el 2025 con cifras históricas: 1,155,484 visitantes tocaron suelo dominicano rompiendo récord y superando en un 53% el arribo en el mismo mes del 2019. La inversiones en nuevas instalaciones turísticas en todo el año anterior superaron los 300 millones enrumbando al país hacia disponer de más de 9,000 habitaciones en diferentes zonas del país. Solo una pavorosa guerra comercial cruzando los hemisferios sería una seria amenaza a este auge en el presente año.
Entre los beneficios que al país genera el turismo figura el que estimula la demanda interna en favor de varios sectores productivos e impulsa el desarrollo sectorial en el entorno de sus emplazamientos.
Se considera que reduce los desequilibrios regionales, brinda a las comunidades la oportunidad de prosperar y permite a los países en desarrollo una mayor participación en la economía mundial disparando la creación de puestos de trabajo. Funciona como cantera que demanda chefs, conductores de autobuses, ejecutivos hoteleros, guías turísticos, directores de marketing, ayudantes de cocina además de legiones de empleados de atención con diversiones al cliente que a veces incluye buscar carne fresca.
Sobre la supuesta posibilidad de que las modernidades de la informática y la robótica saquen de circulación al recurso humano en los espacios de atención a turistas, estudios aplicados en España llevaron a la conclusión de que la transformación digital y las tecnologías avanzadas ayudan al crecimiento hotelero, a las empresas y hasta a los propios trabajadores. «Un robot puede aportar muchas cosas, pero nunca va a poder sustituir a las personas».
Aún aceptado que una serie de oficios primarios característicos de los hoteles tendrían posibilidad de reducirse, los expertos predicen al mismo tiempo que la inteligencia artificial va a crear millones de nuevos empleos en todas las ramas de las actividades humanas. «La digitalización y automatización intensificarán la demanda de empleos especializados en tecnología».
PROTEGER EMPLEOS
Al tiempo de gestionar un trato arancelario justo de parte de Estados Unidos, el Gobierno se mueve en dirección a preservar puestos de trabajo para los dominicanos.
Con un «proteccionismo atenuado», sin la radicalidad del presidente Trump dado a combatir la presencia de extranjeros en labores productivas expulsando de manera masiva a inmigrantes considerados ilegales.
A fin de cuentas son embestidas que preocupan a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El organismo percibe los rechazos como violaciones a los derechos humanos de los trabajadores.
Sin embargo, República Dominicana pretende, principalmente, atraer con dignidad a los dominicanos hacia formas de ganarse la vida en ocupaciones salarialmente denigradas y devaluadas por los foráneos y porque la inmigración generada por clandestinidades transfronterizas sobrepasa, de modo real y efectivamente, la capacidad del país de absorber habitantes del exterior que distorsionan el mercado laboral, estimulan la discriminación y la explotación salarial por la vía del subempleo y la informalidad.
Desde el punto de vista de la OIT, la protección comercial y laboral puede tener efectos contraproducentes como disminuir la eficiencia y la innovación cuando hace subir los precios de productos importados y ampliar la brecha entre ricos y pobres.
En otros centros de análisis del mundo son temidas las tensiones que genera este trance de muerte de la globalización con resurgimiento de un proteccionismo que genera represalias e impide que los consumidores accedan a bienes de otros países aprovechando calidades y bajos costos. Los fantasmas de la recesión y de la inflación están de ronda.
¡ALERTA CON LA IA!
En un país de elevada población juvenil que no trabaja ni estudia -y cuando hace esto último pone a crecer al sector informal de la vileza remunerativa- la buena noticia es que la economía basada en servicios que requieren poca calificación laboral mueven satisfactoriamente la economía en diferentes lugares del mundo y que el ocio y la hostelería, que caracterizan al turismo, se distinguen por su elevada capacidad de crear empleos.
Una actividad nada despreciable pues en muchos países con óptimo nivel de desarrollo, la economía de servicios ya ha superado a la industria manufacturera; un renglón que contribuye a su crecimiento y a la ampliación de los márgenes de beneficios. Como tenía que ser a partir de que el capital humano sigue siendo un recursos que contribuye idealmente a la riqueza de los países. La inmensa mayoría de las mujeres que se integran a la industria sin chimenea y a las zonas francas no habían trabajado antes en ningún sitio.
Otra buena noticia es que el que economista senior de la OIT, Janine Berg, ha llamado la atención del proletariado universal a no temerle a la Inteligencia Artificial (IA) como posible motivo de reconfiguración del panorama laboral y causa de desempleo. Este experto Magna Cun Laude prefiere verla como un factor de mucho potencial para aumentar la productividad obrera:
«Los debates actuales sobre la Inteligencia Artificial y el empleo se han centrado en dos puntos de vista opuestos: los pesimistas que temen al desempleo generalizado y a un futuro sin trabajo y los optimistas que ven en las nuevas tecnologías el medio de liberar a los trabajadores de tareas abrumadoras y en las que las enormes ganancias de productividad darán paso a un futuro más rico y glorioso» con inclusión de beneficios para la mano de obra.
La visión en que se funda este gurú analíticamente profundo de las relaciones obrero patronales incluye reconocer que «la mayoría de los empleos no desaparecerán, ya que hay límites de lo que la IA puede hacer y esos límites son aún mayores a lo que ella puede hacer bien».