TV Encendido y más

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POR FRANCIS MESA
QUIERO HABLAR DE CINE

Ahora que somos visitados, cada por realizadores, productores, inversionistas y actores de cine internacional, queda preguntarnos, en qué beneficia esta coyuntura, directa e indirectamente a la ¿naciente? industria cinematográfica nacional.

¿Sirve de alguna ayuda que Andy García o Robert de Niro decidieran filmar escenas de sus filmes en el país, más que para ponernos en la mira de la prensa internacional que se preocupa, más que por el país en sí, en el paradero de sus estrellas?

¿Sirve esto de plataforma a los productores y directores de cine local para colocar sus producciones en el mercado internacional, específicamente en el de Estados Unidos y que alguna de nuestras películas (¿pasará alguna vez?) sea tomada en cuenta, por lo menos, para una postulación a Mejor película extranjera de los ansiados premios Oscar?

Creo que no. Simplemente, porque una cosa, no tiene que ver con la otra.

A pesar de este «esplendor» que ha alcanzado República Dominicana como escenario idóneo para las filmaciones extranjeras, o no ha habido, o no se ha querido establecer un contacto, digamos, digno, entre los equipos de filmación extranjeros y la prensa local, sólo por citar un caso. Fijémonos que todo o casi todo lo que ha aparecido en la prensa con relación a las grabaciones y las llegadas de los actores del elenco de «El buen pastor»- y lo escribo en español porque así me parece más apropiado-, salvo una muy ligera, pero suspicaz excepción ha sido conjetura.

Deben ser, por ejemplo, las personas de la Dirección Nacional de Cine, los encargados de organizar una rueda de prensa –como ocurre en cualquier parte del mundo- con el director y los principales actores, para que no sean las agencias internacionales las que nos sirvan informaciones como si los periodistas locales no fuésemos capaces de conseguirlas por nuestros propios méritos.

POR ELENA NÚÑEZ

La conocí hace 10 años, justamente cuando vine de Tamayo a Santo Domingo, a estudiar. Durante mucho tiempo, su familia y la mía han sostenido una relación de vecindad que ha traspasado la barrera del que vive al lado, para convertirse en una sola casa, en una familia integrada. El martes pasado la despedimos con lágrimas y le dimos un último adiós, pero fue uno de esos adioses que no nos creemos, porque sabemos que siempre estará con nosotros. Nunca fuimos de esos que se sientan a conversar sus intimidades, pero sí que nos llegamos a extrañar y a preocupar el uno por la otra y viceversa. Y sé que nos va a hacer falta, porque un ser en paz, cariñoso, amoroso, lindo, joven, no se olvida nunca. Cuántas alegrías nos dio en su estadía por este mundo. Cuánto Diana, su madre, la extrañará, pero también le queda la satisfacción de haber formado y convivido con un ser noble. Ella siempre fue digna de afecto, porque lo repartió a montón. Hoy que nos fundimos en un solo abrazo para decirle que no la olvidaremos, yo tengo la fe en Dios, Todopoderoso, que la tendrá entre sus ángeles y nos la devolverá en expresión de alegría, consuelo y amor. Paz a tu alma, querida amiga. Hasta la próxima.

francismesa@hotmail.com

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