Hoy 
POR FRANCIS MESA
JUAN LUIS GUERRA
Si mis cálculos no me fallan, Juan Luis Guerra es el artista dominicano con más discos vendidos, en toda la historia. Pero no sólo eso, también es el más famoso y aclamado. Sus discos son tan asediados como los de las grandes estrellas que vemos pernostar en el universo artístico internacional. Él no tiene nada que envidiarle a otro famoso.
El próximo 17 de este mes presentará su concierto Tour 20 años, con el que ha recorrido gran parte del hemisferio, aunque aún le faltan algunos países latinoamericanos, como Chile y Colombia, ya esta gira puede anotarse como otro gran triunfo. Hace poco ganó dos megáfonos en los Grammy Latinos y en una encuesta en el país fue reconocido como el artista que goza de más favor por parte del público.
Ya la gente está pendiente de todos los detalles, hasta los piratas han querido lucrarse, pues se detectaron puntos donde se vendían boletas falsificadas. Con cuál otro artista local ha sucedido tal fenómeno, con ninguno. Y que no me hablen de popularidad, porque popular es Sergio Vargas, Fernandito Villalona, Los Rosario y los demás, porque ellos son quienes se presentan en fiestas patronales en los pueblos, los que van al Malecón, a los carnavales, incluso a los Car Wash. A Juan Luis, por tanto, debemos buscarle otra definición. Sé de personas que dicen que él no les convence, no como artista, sino como persona (pero éste no es el caso…digamos que sus afinidades religiosas, son cosas suyas y eso se respeta), pero también tienen el argumento anteriormente citado, que es que no se da los ansiados baños de pueblo, sí, se los dio, otrora los ochentas, cuando sus intenciones por trascender eran iguales a las de cualquier artista normal, pero esos fueron otros tiempos, posiblemente olvidados. Aún así (y que conste, que no he hablado ni con Walter Mercado, ni con Marilú Viera) pronostico que su concierto será un lleno total, donde no sólo se dará cita aquella clase alta en la que arrasó, según la encuesta Gallup-Hoy, sino también los otros, los de los barrios, los de los pueblos, aquellos a los que este artista, no sé si queriéndolo o no, los ha tomado muy poco en cuenta.
DE LAS POSES
No sé si es prudente confesarlo por este medio, pero he sido seguidor de Juan Luis Guerra, desde sus inicios, desde cuando la gente se preguntaba quiénes eran esos cuatro que hacían esa música tan rara, yo, en mi afán de ser distinto (casi en todo) alegaba a mis amigos (mozalbetes todos, incluido quien suscribe, para los que piensen que soy un vejestorio) que ése era un concepto diferente de hacer merengue, que le prestaran atención (sí, está bien, no empleaba exactamente esas palabras, pero era, al fín y al cabo, lo que pretendía decirles). Por eso no creo en aquellos que dicen, yo la única bachata que escucho es la de Juan Luis Guerra. Tremendo disparate, porque la bachata es la bachata y tan buena es la de éste (excelente, por cierto), como la de Raulín, Joe, Luis Miguel, Kiko, Anthony y los demás. Que se dejen de poses, porque tampoco sería muy creíble una persona que escuche a un solo artista o un solo género musical. Hasta en eso ha puesto su granito de arena este señor autoproclamado tímido.
Más suerte no puede tener…y la tiene. ¿A qué se le puede atribuir todo esto? Sencillamente, a que en toda su trayectoria, sin faltar a su filosofía de vida, este artista se ha mostrado preocupado po brindar un trabajo acabado, limpio, de calidad. No es que él sea mejor que otros (que en el ambiente musical dominicano hay muchos y muy buenos), no es el caso, simplemente que Juan Luis ha sabido negociar, al punto que su primera disquera, Karen, de la que muchos artistas dominicanos han sido víctimas, tuvo que doblegarse a él, a cumplirle sus caprichos, porque era una mina de oro. Su mejor carta de presentación.
Sus letras marcan una diferencia y la prueba está en que hizo un disco cristiano y las ventas fueron tan buenas como sus anteriores trabajos, entonces, si es así, tendremos Juan Luis Guerra para rato.
