Twitter se burla de las órdenes mordaza dictadas por los jueces    

Twitter se burla de las órdenes mordaza dictadas por los jueces    

Londres, (EFE).- Los usuarios de medios de comunicación social como Twitter se están burlando de las órdenes mordaza dictadas por los jueces británicos para proteger la intimidad de ricos y famosos.  

Varios diarios británicos denuncian hoy la existencia de esas órdenes después de que un usuario de Twitter publicase una lista de famosos que han recurrido supuestamente a ellas para impedir revelaciones periodísticas sobre infidelidades matrimoniales.  

Millones de usuarios de Twitter se han enterado mientras tanto de los nombres de algunas de esas personas, entre las que figuran un futbolista de la Premier Lague, dos actores y un chef famoso, y el debate se ha extendido también a Facebook sin que los medios de comunicación tradicionales puedan hacer otra cosa que protestar en voz alta.  

El exministro de Justicia laborista lord Falconer afirmó anoche que la violación de esas órdenes judiciales en Twitter las convierte en totalmente inútiles pues es imposible obligar a su cumplimiento y quienes quieren, terminan enterándose.  

“Se ha llegado a un punto en el que todo el mundo sabe quién ha obtenido tales órdenes, que pierden así toda su razón de ser”, dijo Falconer.  Así se ha llegado a una especie de farsa por la cual, por ejemplo, los periódicos no pueden revelar el nombre del usuario de Twitter que ha publicado una docena de tweets revelando los nombres de las personas que han recurrido a esas órdenes mordazas y que están ya en boca de todos.  

Lo irónico del caso es que una de esas personas, la rica heredera Jemima Khan, conocida por su matrimonio con el jugador de cricket paquistaní Imran Khan, del que está divorciada, y luego por su romance con el actor Hugh Grant, incluida por error en la lista se defendió precisamente enviando a sus 60.000 seguidores de Twitter un mensaje negando haber recurrido ella misma a una orden mordaza para impedir que se revelara un supuesto affaire extramatrimonial.  

En su mensaje, del que se hicieron eco todos los periódicos, Khan calificaba de “pesadilla” el hecho de que se la hubiese vinculado a una de esas órdenes judiciales para conseguir que se prohibiera la publicación de fotografías de carácter íntimo con el conocido periodista británico Clarkson, felizmente casado.  

Khan se quejó de que sus hijos se verían hostigados en la escuela por culpa de ese falso rumor y explicó a sus seguidores en Twitter que Clarkson y su esposa son ambos amigos suyos, le habían expresado inmediatamente su solidaridad y desmentido los rumores sobre la existencia de tales fotografías comprometedoras. 

 Mark Stephens, abogado especializado en medios de comunicación, predice que la publicación en twitter de ese tipo de rumores va a disuadir a famosos de tratar de amparar su intimidad con ese tipo de órdenes.  

“Por rico que sea un futbolista, se lo pensará dos veces antes de pagar 100.000 libras a un abogado codicioso si éste no le garantiza que lo que trata de ocultar va a permanecer finalmente secreto”, dijo Stephens, citado hoy por el diario “The Independent».  

Mientras tanto, una exprostituta que confiesa haberse acostado con un actor que recurrió a una orden mordaza y que tuvo en el pasado también entre sus clientes al futbolista Wayne Rooney, se quejó a la BBC de no poder revelar el nombre de aquél.  

La exprostituta, cuyo nombre es totalmente público acusó al ya nada misterioso actor de hipocresía por presentarse como un modélico hombre de familia, y calificó de “totalmente ridículo” que los jueces traten de proteger algo que a los dos días sabe ya todo el mundo.   Según la diputada conservadora Claire Perry, lo que ocurre en Twitter “hace escarnio de la existente legislación, y es necesario que las leyes se adapten a las nuevas tecnologías».  

El tema divide a los espíritus y así muchos critican las órdenes mordaza por amparar sólo a quienes pueden permitírselas mientras que otros argumentan que con ellas se trata de defender la privacidad frente a la morbosa curiosidad del público, que tratan de explotar luego los tabloides por puro afán de lucro. EFE 

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