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POR ODALIS MEJIA
Un informe técnico de la Comisión Ambiental de la UASD recomienda que sea totalmente prohibida la ganadería en las vertientes montañosas de los ríos Yuna, cuencas altas del Nizao, Ocoa, Yaque del Norte, Haina y Ozama, ya que la actividad ha contribuido a la deforestación de esas zonas.
El informe elaborado por el coordinador ambiental de la UASD, Eleuterio Martínez, señala que las montañas son las que más influyen en el equilibrio del sistema ecológico y la estabilidad climática, además que desde estas provienen las aguas que abastecen a los asentamientos humanos, tanto para el consumo directo, como para el desarrollo agrícola e industrial.
Sostiene que las montañas tienen un valor en sí mismas, ya que además de la infinidad de servicios ambientales y económicos que se derivan de su existencia: son la cuna de la biodiversidad y la más grande represa de agua con que puede contar una nación.
Por tanto, señala que el desarrollo forestal y las actividades productivas que allí se puedan ejecutar, reclaman una política particular del Estado, para el manejo de los sistemas montañosos.
Dice que esto es muy necesario sobre todo, en la cuenca alta del Yuna, la cual no solo está sumamente deforestada, sino que se practica la ganadería como una de sus actividades productivas principales.
La zona del Bajo Yuna, por la dinámica de sus ambientes y el comportamiento de las aguas en los períodos lluviosos, debe ser destinada a la agricultura de manera exclusiva y tomar todas las previsiones de lugar para que cumpla a plenitud con esta misión, expresa el informe.
Con relación a la gestión de las cuencas hídricas, el estudio también advierte sobre el exceso de agua, lo cual considera como peligroso. Dice que ante esta situación, la zona requiere una atención especial, no para plantar árboles, sino para dejar que la naturaleza recomponga naturalmente su cubierta boscosa e intervenir solamente en los casos críticos, donde la ganadería ha causado estragos y tardaría mucho la regeneración natural.
Áreas protegidas
Las unidades de conservación que más contribuyen a mantener la estabilidad del sistema hídrico nacional son los parques nacionales Armando Bermúdez, Juan Bautista Pérez Rancier, José del Carmen Ramírez, Eugenio de Jesús Marcano, Nalga de Maco.
Se recomienda una política de revalorización y protección efectiva del Sistema Nacional de Áreas Protegidas para salvaguardar las cuencas hidrográficas que abastecen de agua a importantes asentamientos humanos y a zonas agrícolas estratégicas como los valles del Cibao, San Juan, Plena de Azua, Valle de Neyba y Valle del Macacías.
