Fidias Omar Santiago aún no borra de su mente haber cargado a su hermana Sagrario Díaz, luego de ser baleada en la cabeza por tropas policiales que ocuparon violentamente el campus de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el 4 de abril del 1972, precisamente cuando la universidad estaba tranquila, en proceso de reinscripción de estudiantes. Al cabo de 10 días, el 14 de abril, Sagrario falleció, sin haber despertado, luego de ser baleada.
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En el homenaje que le fuera rendido durante la ofrenda floral en el busto de la mártir estudiantil, en el acto solemne realizado ayer en la UASD, por el 51 aniversario de su muerte, Santiago afirmó que la lucha de su hermana, así como de otros estudiantes asesinados, en defensa de la autonomía de la universidad más vieja del nuevo mundo hicieron posible el logro de su fuero universitario y el clima de libertad y democracia que se vive hoy en esta alta casa de estudios, fruto de la lucha constante de los estudiantes.
De su lado, Rosalina Sosa, vicerrectora de extensión, en representación del rector Editrudis Beltrán, indicó que el vil asesinato no se puede olvidar, debido a que Sagrario fue una digna representante de la lucha estudiantil que arriesgó su vida con coraje para la transformación de todos los uasdianos.6