UBI RIVAS – Banco Popular: 40 años

UBI RIVAS – Banco Popular: 40 años

El Banco Popular Dominicano cumplió el día cuatro del presente mes de enero sus primeros fructíferos 40 años, y como todas las instituciones, hombres, gobiernos, empresas, ha tenido sus vicisitudes, sus tiempos bonancibles y difíciles, sus borrascas y su calma.

Aunque en los tiempos modernos puede afirmarse que el Banco Popular ha sido el primero de capital netamente privado que se fundó en el país, en realidad la primicia corresponde al Banco Nacional, que se denominó Compañía Bancaria Nacional, fundado en 1928 y su duración se extendió hasta 1933, siendo sus principales accionistas José Dolores Alfonseca, que a la sazón era vicepresidente de la República, algo insólito en un dignatario de ese nivel, en un país insólito como recalcaba a diario el eminente internacionalista Manuel Arturo Peña Batlle.

Andrés Pastoriza, J. R. Cordero Infante y Rafael Espaillat eran los otros tres socios en importancia del Banco Nacional, que acuñaba monedas y billetes, como era facultado a realizar por los gobiernos de turno.

Curiosamente, un hijo de don Andrés Pastoriza, el ingeniero Tomás Pastoriza Espaillat (Jimmy), se uniría al principal motor en crear el Banco Popular, Alejandro Grullón, conjuntamente con su primo político y dínamo encomiable del desarrollo nacional, ingeniero Luis Crouch bogaert, 36 años más tarde.

Fue el ilustre civilista y literato Pedro Francisco Bonó quien, por primera vez, en 1856, esbozó la necesidad de crear un banco netamente criollo que restableciera la confianza en las obligaciones del gobierno, y en 1869, en el cuarto mandato del presidente Buenaventura Báez, se conformaron los lineamientos definidos para ese propósito, otorgando una concesión a los ciudadanos norteamericanos Edward Prime jr., y Edward P. Hollister, en junio de ese año. Pero su duración fue muy breve, porque las miras del Presidente Báez estaban orientadas a metas mayores, despreciablemente preditorias, como lo eran el arrendamiento de la Bahía de Samaná o la incorporación del país a los Estados Unidos.

La concepción de formar un banco surgió en la mente fértil para los retos empresariales de Alejandro Grullón cuando, siendo colono de la Grenada Company en sociedad con sus primos Augusto Espaillat y Luis Crouch, el gerente del The Royal Bank of Canada en Santiago de los Caballeros, Fredy Loinaz, rechazó una solicitud de préstamo a Alejandro, quien airado, se levantó de su silla y, sentencioso, le espetó: «No te apures, tu verás que te voy hacer un banco».

Su primer capital, ganado con el esfuerzo y el tesón que él sabe imprimirle a un propósito financiero, lo obtuvo como colono de la Grenada Company, donde hizo grandes migas con el jefe de los colonos, que compraba la producción, mister Breck, consiguiendo orondos favores de éste que le permitía aceptar racimos rechazados como óptimos, entre 1954-62.

Obtuvo la valía de asesoramiento empresarial de un coloso de la sensatez y las buenas maneras que se llamó Víctor Espaillat Mera, y así Alejandro fue amarrando voluntades para su incandecente propósito, porfiado como el que más, y obtuvo lo propio con Marino Auffant, Tuturo Pellerano, Rafael Esteva, Osvaldo Brugal Limardo, Triffón Munné, Juan Toral, Francisco Adolfo Valdéz, Mario Cáceres, Ernesto Vitienes, y en su Santiago natal de Modesto Aróstegui Acevedo, Sebastián Mera Checo, Poppy y Carlucho Bermúdez, José y Guillermo León Asencio.

Estructuró un círculo de oro fabuloso, nunca visto jamás en la historia empresarial criolla, producto de la confianza extrema que siempre genera, se le profesa, su mayor aval conjuntamente con su proverbial tenacidad y persecución de metas grandotas.

Empezó compitiendo con The Royal Bank Of Canada y con Scotia Bank, además del Banco de Reservas, y en una época no fructífera ni confiable para el país en función del gobierno espúreo del Triunvirato, en que la economía lucía transida por los contrabandos que desde las cantinas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional había consentido el presidente de facto, doctor Donald Reid Cabral, pero superó éste y todos los escollos anteriore y posteriores, hasta convertir al Popular en el banco más grande del país. Honor a quien honor merece.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas