Ubi Rivas – Bush jr. aleja paz Palestina

Ubi Rivas – Bush jr. aleja paz Palestina

Con el apoyo sin reservas ofrecido por el presidente George Bush jr. al premier israelí Ariel Sharón, en la visita de éste a la Oficina Oval el 14 del presente mes de anexar colonias en Cisjordania e impedir el retorno de cuatro millones de palestinos a su hogar nacional, aleja aún más las posibilidades de paz en la convulsa región y anula en la práctica la Hoja de Ruta, de su cosecha, de 2001.

Contradice además los acuerdos de Camp David de 1979 rubricados por el presidente Jimmy Carter, el premier judío Menachen Begin y el rais Yasser Arafat, y Wye River del 23/10/99 firmados por Bill Clinton, el premier hebreo Yitzek Rabin y el rais Arafat; los acuerdos de Madrid de 1991 y de Oslo de 1993, y finalmente, toda noción lógica de razón, prudencia, sensatez, inteligencia, de todo lo cual carece en lo más mínimo Bush jr.

Apoyar a Sharón a proseguir reteniendo Cisjordania, conocido también como West Bank, y 167 colonias desperdigadas en su área que junto a la Franja de Gaza son los territorios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), crisálida del inexorable Estado Palestino sin cuya fundación y reconocimiento por Israel no habrá sosiego nunca en Palestina, es oponerse a un anhelo de la comunidad internacional en relación al problema israelí-palestino.

En más de una ocasión, propicio es reiterarlo ahora, que mientras Bush jr. sea el inquilino e la Casa Blanca, no habrá paz ni en Oriente Próximo, ni en Iraq, ni en Afganistán, ni para el presidente Fidel Castro ni para el de Venezuela, Hugo Chávez Frías.

Todos esos puntos focales son temas altos de campaña reeleccionista de Bush jr. en las elecciones de noviembre dos próximo en la cual recibirá una zurra terrible del candidato Demócrata John Kerry, idéntico a como acontecerá aquí con el presidente Hipólito Mejía frente al doctor Leonel Fernández.

La infeliz decisión del presidente Bush jr. que motiva esta entrega es una expresión inequívoca de contradicción, negación de principios y acuerdos enarbolados, boicot al propio diseño del gobernante norteamericano de propiciar una paz permanente y equitativa en Oriente Próximo, y todo será resarcido cuando John Kerry lo eche de la Casa Blanca con un alud de votos impresionante.

Lo propio cuando el Partido Laborista, en las elecciones del próximo mayo, eche del poder el Likud y a Sharón, para retomar la política del magnificado premier Rabin de trocar tierras por paz y configurar de esta manera el Gran Israel con la base de la paz y la cooperación, no de hurtar tierras consagradas por los acuerdos citados a los palestinos, como lo es el condenable muro que construye Sharón para robarle 135 kilómetros cuadrados a la ANP y al futuro Estado Palestino.

El Estado Palestino tiene que resultar una realidad no muy distante cuando el próximo gobernante norteamericano, Jhon Kerry, inste a Israel a aceptar y validar la resolución 181 del 29 de noviembre de 1947 de la ONU que delimita muy claro la territorialidad del Estado hebreo y del palestino.

El escritor judío Miguel Angel Bastenier, en su obra Israel-Palestina, La Casa de la Guerra, en su página 59, inserta un mapa donde ilustra como la ONU concibió culminar con el Mandato Británico (1917-1947) y distribuir Palestina en dos Estados.

El mapa ilustra que el Estado Palestino lo integrarán los territorios de la Franja de Gaza, Cisjordania, la parte alta que conecta con Siria a nivel de las Alturas del Golán, mientras dictamina que Jerusalén es ciudad internacional, con la parte Este como capital del Estado Palestino y la oeste del judío. El Estado hebreo integrado por contornos de Gaza, Cisjordania, hasta el Neguev, área del lago Tiberíades y franja costera Tel Aviv-Líbano.

Así tendrá que ser algún día y nunca de ninguna otra manera, porque de lo contrario, nadie podrá ni cantar victoria, ni paz, ni aleluya y sólo destrucción, muerte, barbarie, genocidio y condena.

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