Apenas 48 horas de su visita a la Oficina Oval del presidente George Bush jr. el 14 del presente mes, el premier israelí Ariel Sharón asesinaba al líder supremo de Hamas, Abdel Haziz Rantisi, en Gaza, el 17, y anunció, no satisfecho del horrendo hecho que también costó la vida a un hijo de Rantisi, la eliminación del sucesor de Rantisi, Jaled Mishal, residente en El Líbano, amenaza que concluirá como lo hizo con el jeque Ahmed Yassin, en marzo 21 último.
Sharon había pronosticado, el 17 de enero último, la eliminación de Yassin, en un plan macabro, que en nada conduce a formalizar la paz en Oriente Próximo, sino a distanciarla, anulando, de paso, la Hoja de Ruta de Bush jr.
En los funerales tanto de Yassin como de Rantisi, Hamas juró venganza terrible, y en las excequias de Rantisi, declaración de guerra sin tregua al estado sionista.
Peligroso porque no es razonable declarar una guerra la cual no se tiene la mínima opción de triunfo, basado sobre todo en el desnivel de pertrechos de un bando y otro, el israelí, con helicópteros Apache y la más formidable fuerza aérea del Cercano Oriente, más el apoyo constante de la Sexta Flota norteamericana estacionada en el Mediterráneo, que ha servido, desde 1948, de soporte decisivo en las cuatro guerras de los judíos contra los árabes.
El hecho del asesinato desde helicópteros Apaches artillados con cohetes de Yassin y Rantisi, sobre todo de éste último, repito, apenas 48 horas de Sharón reunirse con Bush jr. revela que el gobernante norteamericano aprueba el genocidio, acoso, eliminación, maltrato, liquidación, del pueblo palestino, sin que la comunidad internacional, la ONU, Unión Europea, Rusia, China, levanten su voz.
La ONU, como la OEA, está económicamente maniatada por los recursos que aporta o niega Estados Unidos, mientras que Rusia está muy atenta, en la recomposición de su economía luego del derrumbe del comunismo en 1979 luego de 73 años de dislates superbos, y en su ingreso a la OTAN, mientras que China está inmersa en su expansión económica impresionante, su ingreso en la OMC avalada por USA, más su sorpresiva modificación en cuanto a su moneda, el reminbi, luego de la visita del vicepresidente Dick Cheney, la semana pasada, a Pekín.
Los intereses creados de que habló para la posteridad el eximio literato español don Jacinto Benavente, interactúan de manera poderosa en las decisiones de los grandes en cuanto a la causa deplorable y lacerante que padece el pueblo palestino en Palestina, más la diáspora de unos cuatro millones.
Esos intereses creados involucran de manera culposa a la Liga Arabe, que no ha movido un dedo, que ni siquiera ha censurado la política de eliminación sistemática de Israel para con los líderes de Hamas, más la persecusión y hacinamiento de los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza que los obliga el Tzahal (Ejército) con los blindados al frente, que los masacran sin preguntar, dar el alto, ni cerciorarse de si son mujeres, embarazadas, niños, ancianos, todos pagan por igual la saña del sionismo contra el indefenso pueblo palestino.
Error craso de Sharón y el Likud, gobernante, interpretar que la solución al problema de Palestina debe ser importado, made in USA, cuando, como acertadamente lo asegura el líder egipcio, Hosni Mubarak, la clave de la solución está entre palestinos y judíos, sin globalizar el caso.
La luz verde de Bush jr. para perpetrar el genocidio contra el pueblo palestino, contradice rotundamente su fementida y decantada política de derechos humanos, un ardid, una pantalla, para chantajear y reiterar el hegemonismo planetario.