Ubi Rivas – Ley de Lemas

Ubi Rivas – Ley de Lemas

La ley de Lemas es un artificio y/o mecanismo político que se estrenó en la República Oriental del Uruguay en la década de los años 30 y que fue abolida en 1996 por su obsolescencia y su inutilidad, que no aportó un ápice a la democracia uruguaya, sino confrontaciones estériles, como se perfila aquí también, ahora que se pretende aprobar congresionalmente ese adefesio político.

Se pretende aprobar ese adefesio político para confeccionar un traje a la medida reeleccionista del presidente Hipólito Mejía, ante la confrontación bronca que le enfrenta a su propio partido, cuando todas las fuerzas del PRD debieron y ya es muy tarde, cohesionarse para enfrentar al PLD, el partido a vencer y que vencerá abrumadoramente en los comicios del 16-05-04, sin que ello suponga grandes expectativas de cambios significativos para el país.

La Ley de Lemas es un adefesio impulsado por un partido político en el poder con una abrumadora mayoría, aplastante, de decisión política, que, empero, no ha sabido aprovechar para instaurar transformaciones en el orden económico y social, como se supone se espera de todo partido gobernante, pero aún más con la aplanadora del PRD que propaló para la posteridad el presidente Juan Bosch cuando ganó los comicios a Unión Cívica Nacional el 20-12-62 con una amplia ventaja de 619,491 votos contra 317,327.

Es lo que acontecerá al PRD frente al PLD el 16 de mayo venidero, habida cuenta de que el país está hastiado de las confrontaciones internas del PRD y que derive esas querellas internas al escenario de dominio público, con el condigno retraso y retranca a las expectativas que se forjaron los votantes con el presidente Hipólito Mejía, resultando un fiasco colosal y el peor de todos los gobiernos constitucionales que se tenga memoria. ¿O hubo otro de ese jaez?

La ley de Lemas, que el Congreso dócil al presidente Mejía, como lo han sido desgraciadamente todos los congresos al Poder Ejecutivo desde que Siño Pedrito impuso el artículo 210 que consagró el inicio del despotismo a los constituyentes de San Cristóbal el 06-11-1844, en el alba de la república, será aprobada, significará el último paso hacia el Waterloo político de Hipólito Mejía.

El presidente Mejía es el primero que sabe y conoce el fracaso estrepitoso de su administración constitucional, y la creencia que cada vez se generaliza y galvaniza más, es que sabedor de todo el desbarajuste económico que flagela a todos, impulsa la ley de Lemas como una forma nada sana de endosar el triunfo a su contendor del PLD, en vez de favorecer al que mayores posibilidades de éxito tiene en su propio partido.

Es el canibalismo histórico e histérico del PRD que accionó el respaldo tácito del profesor Juan Bosch al presidente Joaquín Balaguer, siempre, para impedir que cualquier candidato del PRD se alzase con el poder, mucho menos el doctor José Francisco Peña Gómez, quien nunca perdonó que le disputara su liderazgo eterno, como es la psiquis de todos los caudillos civiles y militares.

Fue el canibalismo político que ejerció el presidente Salvador Jorge Blanco contra el licenciado Jacobo Majluta en las elecciones de 1986, que ganó de todas maneras a JB, pero que no decidió hacerse fuerte aunque corriera alguna cuota de sangre.

Hasta este gobierno siempre se aseguró que los perredeístas son idénticos a los cernícalos (cuyayas), que de día vuelan solitarias pero que de noche, en las ramas, se arraciman y se frotan unas con otras, pegaditas, con sus alas.

Ahora la confrontación impide hasta esos acercamientos que siempre los hubo en el PRD, y la tozudez de un gobernante que sabe que la reelección es inviable por los resultados económicos pésimos que son los que motivan al votante a escoger en función de castigo, no de dádiva, y que con la ley de Lemas se pretende otra argucia para impulsar lo imposible, o la estrategia adrede para perder.

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