UBI RIVAS – Peter Beier

UBI RIVAS – Peter Beier

Peter Beier es un ciudadano danés, súbdito de Su Majestad la reina Margarita II, que vertió declaraciones ofensivas a nuestro país, reproducidas por el diario danés Politiken, del 21-12-03, en Copenhaguen.

Beier posee una plantación de cacao en un lugar no identificado del país que provee la materia prima a su industria de cacaítos en la capital danesa, afirmando que es el mejor del mundo, y que contempla ampliar sus 20 hectáreas, unas dos mil tareas, para cultivar al original teo-broma, bebidas de los dioses, de los aztecas, de donde es oriundo el cacao.

Define a nuestros paisanos de vagos, corruptos, holgazanes, y donde para él poder sobrevivir a los muchos desmanes que entiende pueden afectar su integridad física, debe rodearse de una trulla de guachimanes, como si fuese un fortín tropical, con que los dictadorzuelos puntearon las geografías de sus países bananeros, como afirma Beier que somos, con fines nefandos de control policial/militar.

No obstante, y a pesar de todos esos inconvenientes, Beier discurre la mayor parte del año aquí, le encanta el país, como a todos los extranjeros, y de las torrenciales coimas que debe trasegar a una miríada de funcionarios venales.

De ninguna manera pretendo exculpar a nuestro país de la lacra maldita de la corrupción, pero es manester precisar que no ejercemos ese monopolio, sino que nos acompañan en esos menesteres cuestionables todos los países del mundo, en menor o mayor escala, pero ninguno excepto de la lacra que frena muchos intentos sanos de desarrollo y proyectos enaltecientes.

Dinamarca no está exenta de la corrupción, hábida cuenta de que cuando nuestro territorio era poblado por taínos, arawacos, ciguayos, lucayos, caribes y otras tribus, ya Eric El Rojo, en el siglo X correaba en merodeos vikingos por Groenlandia, colocándola bajo el dominio de Copenhague.

Groenlandia es la mayor isla del planeta, con 2,125,600 kilómetros cuadrados, más grande que toda Europa, de los cuales apenas si 341,700 kilómetros cuadrados están libres de hielo todo el año, mientras Dinamarca es un país con una dimensión territorial de apenas 43,094 kilómetros cuadrados, cinco mil kilómetros cuadrados menos que el territorio dominicano.

La reina Margarita I, pareinte lejana de la actual de su mismo nombre, delimitó las demarcaciones territoriales de Dinamarca en el siglo XV, y consolidó el dominio danés en áreas considerables, muy superior a su demarcación anterior.

Su población es de apenas 5.3 millones, su capital tiene apenas un millón de habitantes, su seguro social es uno de los más perfectos del mundo, con escolaridad desde el material hasta la universidad asegurado, también la salud, el retiro condigno, el trabajo seguro, con apenas un 5.3% de desocupación, todo lo cual condiciona una vida muelle, fácil, donde se registra la tasa más alta de suicidios de la aldea planetaria.

Dinamarca no solamente es notoria por su enorme producción lácteos, quesos, mantequilla que cuando era niño papá me mandaba a comprar al Sen Chon Long del Primer Santiago de América a 85 centavos de dólar, que era el peso equiparable, en una latica dorada ovalada, y abarrota al país con la leche Milex que trae Bayardo Mejía.

Dinamarca también es célebre por ser el país donde más uniones consensuales existen, también entre parejas de un mismo sexo, donde son unos campeones, y sus tonalidades son tan vívidas como las auroras boreales.

Tiene uno de los PIB más altos del mundo y las estrecheses económicas, y muchos menos la miseria, se desconocen en la nomenclatura de la cotidianidad danesa.

Con tanto amor por el país, sobre todo por el litoral de los intereses económicos, en realidad no acierto a comprender el porqué de tantos gratuitos agravios de Peter Breier hacia una república bananera en la cual él insiste en residir, y puede que estemos frente a un caso en el cual alguien ha expresado valoraciones que debió omitir, porque no todo lo que se piensa debe expresarse.

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