Ubi Rivas – Saddan Hussein capturado

Ubi Rivas – Saddan Hussein capturado

Ese titular de esta entrega es el que nunca deben consentir los hombres de Estado, pero es el que decidió poner fin a su vida pública el ex-dictador iraquí Saddan Hussein, capturado el 14 del presente mes en una cueva de Adwar, una granja próxima a Tikrit, cuna del depuesto hombre fuerte de Iraq por 25 años.

La captura de Saddan, en un foso donde apenas sí cabía su cuerpo, denunciado obviamente por sus más cercanos parciales porque de otra manera no se explica su escondite, de ninguna manera, en alguien medianamente sensato, supone el fin de las hostilidades a las tropas intrusas de ocupación norteamericanas e inglesas, con el concurso de varios países títeres.

Prueba al canto es que apenas horas del arresto de Saddan se produjeron explosiones que estremecieron Bagdad y un soldado resultó muerto al detonar una mina escondida.

La lucha por expulsar a los intrusos que invadieron Iraq el 17-03-02 culminará cuando el último soldado invasor haya salido de territorio iraquí por los acuerdos que fuesen, y nunca antes, como ha sucedido cada vez que Estados Unidos ha intervenido en un país para imponer su predominio, fundamentalmente conectado con el saqueo que siempre ha motivado sus actuaciones imperialistas.

Rojo Amanecer, que fue la operación final de capturar a Saddan, denunciado por supuestamente familiares suyos, involucró a 600 soldados de infantería y un grupo de élite de las Fuerzas Armadas Estadounidenses, que no se especificó pero que pudo ser Delta Force, que detectó al dictador oculto en un hoyo, como una rata, barbudo, desaliñado, sucio, extenuado, sin oponer resistencia, no obstante portar un fusil Kalashnikov y una pistola en el cinto.

Es el ocaso de un déspota que contradijo otroras actitudes desafiantes, anhiestas, temerarias, como cuando invadió Kuwait el 02-08-90, cuando desató la guerra contra Irán el 22-09-80, que duró una década, o cuando proclamó, a raíz de USA invadir su país: «Moriremos aquí. Moriremos en este país y salvaremos nuestro honor, el honor que debemos a nuestro pueblo».

Nada de eso asumió, reivindicó, cuando fue rodeado por los soldados USA, sin siquiera sospecharlo ni sentirlo, sigilosamente, a las 5:15 de la madrugada del domingo 14 del presente diciembre, suponiéndose que a esa hora, en un lugar oscuro, dormía profundamente y soñaba con su captura, sus excesos contra sus paisanos, contra los kurdos a quienes lanzó gas mostaza; a los kuwaitíes que invadió y pretendió diezmar, borrando sus registros electorales, y los millones de viudas y madres quienes perdieron sus deudos en la guerra que Saddan provocó y desató, cuando la razón explicaba otros métodos para un mismo fin.

Los hombres de Estado conocen desde que deciden abrazar la política, como los militares, que su fin no tiene que ser necesariamente calcado en rosado, sino que están expuestos a graves retos y contingencias, enfrentar lo peor, un golpe de Estado los primeros, el exilio o la cárcel, y un encuentro con la muerte los segundos.

Saddan no concluyó su vida pública acorde a como vivió, predicó y actuó, y en esa incongruencia podría definirse que en realidad fue un héroe con los pies de barro, que no supo asumir un final gallardo en un momento crucial no sólo para él, sino para su país y el destino final de los suyos.

En términos electorales para el presidente George Bush jr, podría significar un repunte, por lo menos, es lo que se deduce y percibe hoy, pero las elecciones norteamericanas no son hoy, sino el 04-11-04, y de aquí hasta allá, Iraq podría complicársele aún más a Bush Jr. y la economía, que es lo que decide el ánimo de los electores, que aún renquea en USA, podrían, como en efecto podrán, decidir el futuro de Bush Jr. y de los norteamericanos.

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