Ucrania, ¿tubo de ensayo?

Ucrania, ¿tubo de ensayo?

En abril de este año el Dr. Knyazevych, ministro de Salud de Ucrania, declaró que su gobierno no iba a comprar la vacuna contra la gripe este año porque ésta no había sido lo suficientemente testada.

 Lo mismo había declarado su homólogo de Bielorrusia, el Dr. Alexander Lukaschenko.

Igual,  su contraparte de Polonia, la doctora Ewa Kopacz.

Sin embargo, en el mes de agosto, después de haberse descubierto aviones de fabricación rusa-matrícula AN-24, pertenecientes a una corporación estadounidense irrigando aerosol sobre el área occidental de Ukrania, se desató allí una gran pandemia.

Casi dos millones de personas han sido infectadas y hasta la fecha más de 200 han muerto de una misteriosa neumonía hemorrágica que aún no se ha podido calibrar (virus mutantes).

En estos momentos todo el país está bajo estado de sitio (Martial Law).

Debido al hecho de que la transnacional farmacéutica Baxter International tiene laboratorios en esa zona, el Dr. Leonard Horowitz, autor del libro “Death in the Air” (Muerte en el Aire), se ha preguntado públicamente si las próximas víctimas no serán los europeos (Ucrania está al sureste de Polonia y al oeste de Bella Rusia) y los propios norteamericanos.

No olvidemos que la Baxter es un consorcio norteamericano y que fue en uno de sus laboratorios europeos donde se descubrió “accidentalmente” la vacuna letal contaminada con la que se pretendía “vacunar” al mundo.

Esto ha hecho reflexionar a muchos expertos epidemiólogos, como el Dr. Donald Law.

Éste  ha declarado la pandemia ucraniana como una nueva cepa viral, un cruce entre el AH1N1, el H5N1 y el H3N2, una arma biológica de consecuencias genocídicas.     

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