La Unión Europea abrirá las fronteras a partir del 1 de julio con la autorización de entrada a los ciudadanos y residentes de un reducidísimo grupo de 15 países, una selección que ha provocado un tremendo contienda entre los socios de la UE.
El listado fue pactado el domingo e incluye a Argelia, Australia, Canadá, Corea del Sur, Japón, Georgia, Marruecos, Montenegro, Nueva Zelanda, Ruanda, Serbia, Tailandia, Túnez y Uruguay. Sus ciudadanos podrán entrar en todo el territorio de la UE.
A la lista podría añadirse China si el Gobierno de Pekín autoriza la entrada de ciudadanos europeos, dado que la reciprocidad es una de las condiciones exigidas por Bruselas para la apertura.
El texto pactado deberá ser ahora aprobado por los 27 Estados, por mayoría cualificada, mediante un procedimiento escrito que les permite pronunciarse hasta las doce de la mañana de hoy.
Si el texto es ratificado, como parece muy probable, los ciudadanos y residentes de todos esos países podrán, en teoría, entrar en el territorio de la UE tan pronto como el texto se haga oficial y sea aplicado por los socios.
Pero esa es la teoría. La realidad es que el texto aprobado no es más que una recomendación que mantiene de facto el veto a más de 150 países, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Rusia o India, pero que no garantiza la entrada a los países seleccionados.
Los socios de la Unión Europea podrán mantener el veto a algunos de ellos si consideran poco fiable su situación epidemiológica.