Un día dice José Ramón Peralta, considerado el vocero político del presidente Danilo Medina, que las heridas abiertas entre danilistas y leonelistas en la pugna interna que desangra al PLD lo hacen dudar de una posible reconciliación que le devuelva la unidad perdida al partido de gobierno, y al día siguiente otro funcionario muy cercano al mandatario y uno de los principales promotores de su reelección, Gonzalo Castillo,  afirma que el  danilismo apoyará al candidato que escoja la organización política,  así sea  el expresidente Leonel Fernández, por encima de cualquier ofensa recibida. Son mensajes que confunden, que enturbian aún mas las turbias aguas peledeístas, pues  ya no se sabe a quién es que hay que creerle, ni cuál de los mensajes se corresponde con la verdad; aunque también es posible que ambos sean falsos y que todo sea parte de la misma estrategia: mantener la reelección en una indefinición expectante que, por cierto, ya entró en cuenta regresiva, por lo que solo sirve para ganar un tiempo cada vez mas escaso y apremiante que no es posible ignorar. Y si hay alguien que debe  estar  consciente de esa realidad, de que su silencio tiene, como quien dice, los días contados, es el propio presidente Medina, que entre cálculo y cálculo tiene  que sopesar muy bien, mirando mas allá de la próxima curva,  cuál será su decisión final. Porque de esa decisión, probablemente la mas trascendente de las que ha tenido que tomar en su  hasta ahora exitosa carrera política, dependerá que lo recordemos como un Presidente respetuoso de su propia palabra y de la Constitución, o como otro gobernante mas, tantos ya que parece una maldición histórica, que sucumbió a la tentación de utilizarla de instrumento de su ambición desmedida de poder.Q