UE se pone al frente de lucha contra
CO2 y trata reducir dependencia energía

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Bruselas (EFE).- La UE se puso ayer en primera fila de la lucha contra el calentamiento global al aprobar una estrategia energética que también le ayuda a mitigar su creciente dependencia del exterior y apaciguar sus diferencias internas de cara al debate sobre el futuro de la Constitución europea.

Los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea cerraron una cumbre de dos días en Bruselas con un acuerdo logrado a pesar de que llegaban muy divididos, y que supone un compromiso sobre todos los puntos en cuestión y un triunfo personal para la canciller alemana, Angela Merkel, anfitriona de la reunión.

Su gestión de las conversaciones, sobre todo con el presidente francés, Jacques Chirac, hizo que los debates transcurrieran de forma fluida, explicaron fuentes comunitarias.

La cumbre acordó que la UE reduzca de forma unilateral sus emisiones de CO2 en un 20% para 2020 respecto al nivel de 1990, aunque la cifra podría llegar al 30% si otros países industrializados hacen un esfuerzo análogo.

Además, la cumbre acordó que el 20% de la energía que consuma en 2020 proceda de fuentes renovables (aunque esa cifra no se aplicará por igual a cada uno de los Estados miembros), y que los biocombustibles supongan el 10% de los carburantes que se usen en ese año.

La parte más conflictiva del acuerdo -el que los objetivos en renovables sean vinculantes- se solucionó con la flexibilidad de la presidencia alemana y los países más avanzados en este sector para que el 20% sea a nivel general de la UE, pero algunos países puedan alcanzar cifras menores.

Además, la cumbre acordó un lenguaje suficientemente templado como para contentar tanto a los países que defienden la alternativa de la energía nuclear (especialmente Francia) como a los que se oponen firmemente a esta idea.

Los principales dirigentes europeos destacaron hoy la importancia del compromiso, que pone a la UE en el primer lugar de la lucha contra el cambio climático.

También recalcaron que los europeos pueden acudir con este compromiso a la cumbre del G8 que se celebrará en junio próximo en Heiligendamm (Alemania) con una propuesta que aspira a lograr compromisos de otros grandes emisores de CO2, el principal causante del cambio climático.

Para la canciller alemana, que ha forjado muchas esperanzas de atraer a EEUU en la lucha contra el cambio climático, la cita del G8 es muy importante para intentar forjar un acuerdo global tras el Protocolo de Kioto (que concluye en 2012 y que no incluye a países como China o India y que no fue ratificado por Washington).

El acuerdo también permitirá a la UE mantener y acrecentar su liderazgo tecnológico en energías limpias (ya es el líder mundial en energía eólica y solar, y uno de los puntales en biocombustibles), lo que puede traducirse en ventajas económicas.

Otro aspecto de la estrategia de la UE es que reducirá su creciente dependencia de la energía del exterior: En 2005, el 56,2% de la energía consumida en la UE era importada, frente al 44% de 1995. Todos los países de la Unión son importadores netos de energía, con la única excepción de Dinamarca.

Si la UE no pone en marcha medidas drásticas, su dependencia energética del exterior llegaría en torno al 70 por ciento hacia 2025.

En el lado comunitario el acuerdo alcanzado hoy permite a Merkel cerrar su primera cumbre con un compromiso -el primero importante en una UE de 27 miembros-, más aún de cara a las importantes discusiones internas que tendrá que dirigir en un futuro inmediato sobre el futuro de la Unión.

El ambiente positivo que se ha respirado en Bruselas -donde no hubo debates agrios ni acusaciones- puede influir favorablemente en la próxima cita de líderes, dentro de apenas dos semanas en Berlín, los días 24 y 25.

Allí, en una cumbre extraordinaria, la Unión festejará el 50 aniversario de la firma del Tratado de Roma -germen de la actual Europa unida- y aprobará la llamada «Declaración de Berlín».

Ese documento busca poner de acuerdo a los líderes de los 27 en unas pocas ideas básicas y comunes sobre qué es y qué debe ser la Unión Europea.

A partir de ese consenso en lo esencial, se da por hecho que la cumbre del 21 y 22 de junio (la tercera y última que presidirá Merkel) convocará una Conferencia Intergubernamental para realizar modificaciones parciales al texto del Tratado Constitucional.

La ratificación de dicho texto quedó atascada tras el resultado negativo de las consultas populares celebradas en 2005 en Francia y Holanda.

Varios países, especialmente el Reino Unido y Polonia, han comenzado a plantear obstáculos a una posible recuperación de la Constitución, por lo que Merkel necesitará la mano izquierda que ha mostrado en Bruselas -y mucha más- para dejar seguir dejando a todos contentos. EFE

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