Hoy 
JOSÉ BÁEZ GUERRERO
Dizque Chávez quiere que el petróleo se ponga a US$100 el barril, pero no debemos preocuparnos porque su intención no es quebrar las frágiles economías como la nuestra, sino vengarse a través de su dependencia de hidrocarburos importados de gobiernos como el de Estados Unidos, que estima merecen las consecuencias de su ira como barón del cartel energético de la OPEP.
Como es poco lo que podemos hacer acerca del precio, las autoridades se han despreocupado del tema, dejándoselo a la Virgen de La Altagracia, que dicen prefiere a Amable Aristy Castro, lo cual es un peligro. Importantes proyectos eólicos como uno que Rolando González Bunster desarrollaría, en el área entre Punta Cana y Macao, son torpedeados desde el propio gobierno.
A cualquiera le da pena o risa ver que el poco interés del Gobierno por encontrar petróleo ha sido puesto en manos de cubanos, cuyas calificaciones no hay que cuestionar, pero que para explotar el propio hidrocarburo en Cuba contratan a gente que verdaderamente sabe de eso, como los canadienses, porque no pueden hacerlo con los americanos.
Varias veces he referido que una de las infamias de las que debió defenderse Damián Báez cuando, en el exilio, los enemigos de su hermano Buenaventura montaron una campaña de denuestos para encubrir la depredación del patrimonio familiar, consistente mayormente en tierras y ganado heredados desde antes de la incursión de los hermanos Báez Méndez en la política, fue que había utilizado recursos oficiales para explotar unos pozos petroleros en las afueras de Azua.
La acusación era insostenible, pues se trataba de tierras que eran de los Báez desde mucho antes de la independencia. Comoquiera, en varios de los opúsculos que escribió para aclarar muchas falsedades imputadas a los rojos, don Damián se ocupó del famoso petróleo de Azua, y ésa es una de las más antiguas referencias a la existencia del hidrocarburo en el país. No recuerdo bien, pero quizás el presbítero Antonio Sánchez Valverde, abuelo de los Báez Méndez, en su obra Idea del Valor de la Isla Hispaniola, menciona el petróleo de Azua.
He referido antes que un nieto de don Damián, mi abuelo Tuto Báez, llegó a recibir pagos de una empresa norteamericana, me parece que la Standard Oil (que luego se convirtió en la Exxon), por la extracción de petróleo de los pozos de Maleno, a mediados de la primera mitad del siglo XX. Parece que, según lo que he oído de mi papá y mis tíos, que en aquel momento no resultaba rentable la explotación de ese petróleo, ya que salía mezclado con agua o era muy sulfuroso, y el precio del barril no justificaba la inversión para su aprovechamiento.
Sin embargo, para los azuanos nunca fue un secreto ni un misterio que en varios lugares de esa provincia había brotes naturales de una sustancia oscura y maloliente, que era recogida en vasijas pues resultaba ideal para quemarse en antorchas o lámparas e iluminar las noches del campo sureño. Incluso, desde la capital iban personas a recoger de ese petróleo para utilizarlo como remedio para algunas afecciones de la piel.
Con la electricidad y la modernidad, el petróleo azuano fue cayendo en el olvido. La abundancia de los campos de pozos en Venezuela, Texas y Arabia, relegó al terreno del recuerdo meramente anecdótico la existencia de vetas petrolíferas en la República Dominicana. Y a mediados de los años 70, de una manera que todavía no ha sido del todo aclarada para la historia, el Presidente Antonio Guzmán dijo su famoso discurso anunciando haberse descubierto un gran yacimiento de petróleo en Charco Largo, Azua, cuya riqueza sería la panacea para todos los problemas dominicanos. Pero del dicho al hecho el trecho ha sido tan largo que todavía hoy nada pasó. El anuncio de Guzmán fue un fiasco. O no había, o no se podía aprovechar ese petróleo.
Encontrar petróleo podría ser una bendición. Ojalá esta vez tengamos mejor suerte, pero para ayudar a la suerte no hay nada como ir a lo seguro, que en el caso de la exploración petrolera se trata de las empresas con mayor experiencia en esa materia.
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