Un Abinader en modo de cotice y mareo

Un Abinader en modo de cotice y mareo

Marien Aristy Capitán

El escenario, cual si fuese un eterno deja vú, se repite una y otra vez. Desde Joaquín Balaguer hasta Luis Abinader, sin olvidar a Leonel Fernández y Danilo Medina, cada elección nos trae la eterna pesadilla de la relección: ir o no ir, decir que no pero sí porque -al final- siempre pesa la “aclamación popular” o ir por “necesidad”.

Todos estamos claros, a pesar de que al presidente Luis Abinader no le gusta el modelo de la reelección continua, que al final imperará ese ruego de que continúe dirigiendo los destinos del país para poder afianzar el cambio iniciado en el 2020.

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Es inconcebible que los presidentes jueguen siempre a someter a la sociedad a la incertidumbre de no decir, poniéndose en modo de cotice y mareo, lo que siempre es un secreto: a nadie le amarga un dulce y el poder es, sin duda alguna, el mayor y mejor edulcorante para los políticos.

Quizás de lo que se trata es de cotejar los números, cerciorarse de los apoyos y definir otras candidaturas pero al decir que “la verdad es que sin nosotros hacer ninguna campaña ni nada no vemos difícil que seamos exitosos en una repostulación” ya nos ha orejeado de que aceptará aquello que no le gusta ni le amarga. Ojalá que la definición llegue muy pronto para que el Gobierno se encauce y los funcionarios dejen de ser voceros reeleccionistas.

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