Soplan vientos perversos por los predios de las Aguilas Cibaeñas.

Y da pena, mucha pena, que gente valiosa “se monte” en el barco de la perversidad.

En mi columna de ayer, expuse una serie de méritos que adornan a Juanchy Sánchez.

Pero quedaron cosas importantes.

Una vez la prosperidad económica arropó a las Aguilas, eso trajo dos grandes cambios.

El primero: Los peloteros, que antes jugaban por amor, comenzaron a exigir más.

Y, en efecto, todos han sido complacidos en la medida del crecimiento del equipo.

El segundo: Algunos ejecutivos y accionistas se han creído “protagonistas”, y sin tomar un bate, ni generar un peso para las Aguilas, han querido ser más “jefes de la cuenta”.

Pero algo peor: A quienes se han encargado de propiciar el crecimiento económico del conjunto, los quieren tomar como “muchachos de mandados”, y eso no es justo.

Tu eres “El mejor para buscar el dinero, pero no para ostentar la real jerarquía que mereces como principal accionista del equipo. ¡Así no se vale!.

Da la impresión que probablemente “el disgusto” de algunos se deba a que han sido frenados a la hora de aspirar a recibir más dinero que todo el mundo, algo que pondría en peligro de quiebra a las Aguilas. Es increíble que gente trate de arrollar a quién más hace, y todo por un desmedido deseo de poder inmerecido.

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