Un acertijo interesante

Un acertijo interesante

Sucedió en Italia seis años atrás. Una gran empresa transnacional se hizo más famosa por haber llevado a cabo uno de los mayores fraudes contables de los que se tuviera entonces memoria en Europa.

En diciembre de 2003, un juez italiano presentó cargos contra dieciséis de los más altos ejecutivos de ese grupo industrial. También fueron sometidos a la justicia la sucursal italiana del colosal Bank of America y la firma auditora Deloitte & Touche y Grant Thornton. El magistrado amarró un paquete bien pesado vinculando a la industria, al banco y a sus auditores, llevándolos ante los tribunales. Fueron entonces condenados por complicidad para ocultar el verdadero estado de las cuentas de la empresa y así estafar a los ahorristas y a los inversionistas. En el largo juicio pudo comprobarse que durante quince años, desde 1988, se había mantenido un gran fraude cuyo modelo se hizo tan obvio que atrajo la atención del ministerio público de Italia.

Las empresas transnacionales a menudo buscan en el área del Caribe refugio para expandir sus negocios, vista la debilidad de los aparatos judiciales y represivos. Pudiera darse el caso de que una de esas poderosas empresas transnacionales fuera asaltada por un grupo con armamento de guerra, encabezado por un oficial superior de las fuerzas armadas y con el apoyo de varios perros olfateadores. Para sorpresa de muchos, la industria transnacional podría negarse a presentar querella por el robo del que fuera víctima. El argumento sería que los gastos en los tribunales serían más onerosos que el dinero robado. ¡Como si todo fuera medir el crimen en función de la rentabilidad de la empresa!

Pero los pueblos no son tan ingenuos como se les supone. Pocos podrían creer el cuento de obviar los tribunales de justicia en un crimen de esa magnitud por razones económicas. ¿Será que una investigación podría develar una larga cadena de hechos dudosos? Comentarios callejeros indican que los ejecutivos de la compañía asaltada no se atreverían a someter a la justicia a los militares activos descubiertos en delito flagrante dada la impunidad que prevalece en los altos estratos del poder.

Además, vista la lenidad acostumbrada del ministerio público y de muchos jueces, no podría vaticinarse justas sentencias en cada una de las instancias que le tocaría recorrer al caso. Podría pensarse que un caso de esa naturaleza en los tribunales provocaría enfrentamientos contra poderosos delincuentes que, a pesar de las evidencias en su contra, nunca han sido encarcelados. También el rumor popular considera posible que los empresarios no quisieran tener como enemigos a oficiales superiores de las fuerzas armadas en un país que nunca los sanciona, aún cuando sean capturados con las manos en la masa durante la comisión de un delito.

Otro rumor que circula se aventura a especular que el asalto hubiera sido prefabricado como mecanismo para cobrar un seguro por una cantidad mucho mayor que la que los ladrones llevaron consigo. “Radio Bemba” señala que ese es uno de los habituales mecanismos utilizados por cierto tipo de grupos industriales que tratan de evitar la declaración en quiebra con una simulación de esa naturaleza. Sólo que, por cuestiones fortuitas, todo les salió mal y el principal actor fue capturado.

Una tercera opinión callejera decía que la empresa quizás pudo haberse puesto de acuerdo con el ministerio público para no someter a los militares asaltantes porque podría vincular a estratos superiores de los cuerpos armados. El gobierno no necesita que en estos momentos se le renueve otra campaña de descrédito como la que en diciembre 2008 lo conmovió, luego de proteger con impunidad y con indultos a delincuentes convictos y confesos. Ese acuerdo, puesto sobre el tapete por el rumor popular señala que, de existir, el gobierno dominicano evitaría meterse en otro lío político que contribuiría a que siguiera perdiendo la poca credibilidad que le queda. Como la impunidad ha estado, aparentemente, garantizada para los delincuentes durante tanto tiempo, cualquier cosa pudiera creerse en torno a este espectacular asalto. Lo que resulta más difícil de entender es por qué los asaltantes se hicieron acompañar de perros olfateadores de drogas narcóticas. ¿Curioso verdad?

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