Un alcalde cuestionable

Un alcalde cuestionable

Esmérito Salcedo Gavilán, que es el nombre de pila del cómico y alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, tiene trece años en la poltrona de burgomaestre y desde siempre he cuestionado su eficiencia y aportes a su comunidad.

Una encuesta divulgada por Asisa el día cinco de este mes supuestamente endosa en los consultados un 68.3% de aceptación de los munícipes del DN, el centro vital del país, donde se asienta el gobierno y sus principales departamentos, donde se yerguen los mall más impresionantes, donde están los seis periódicos que se editan en la capital, el Malecón, la Feria de la Paz a Trujillo donde la piscina adyacente a La Bolita del Mundo es un criadero de macos y punto de meretrices, a 200 metros del Cabildo.

En 13 años el alcalde Salcedo no ha logrado con sus pariguales de SD Oeste y Norte concretizar el primer relleno sanitario del país en Duquesa, en plena euforia de las bancas de apuestas más que escuelas, en auge impresionante del Internet y las “tabletas”, y donde en cientos de esquinas Roberto Salcedo permite banquitos de frutas y paleteras propiedad de haitianos ilegales, mientras en Baní no hay uno solo.

En múltiples esquinas se ven a haitianas con pequeños en sus brazos mendigando, palomos limpiando vidrios, y una muchedumbre de tiendas por departamentos ambulantes manipuladas por buhoneros, muchos de ellos haitianos.

En 13 años Roberto Salcedo insiste en recoger la basura a todas horas del día, en vez de por las noches, y persisten millares de charcos de agua cuando caen tres gotas de lluvia, en una urbe sin drenajes y registros a desnivel.

Por menos que estos bochornos el presidente Joaquín Balaguer convocó al Congreso y destituyó a Manolín Jiménez.

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