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El 10 de marzo de 1987 la columna de P. R. Thompson, en el periódico Hoy, trató un tema cuyo título: “Golpe de Estado, revolución, derecho a la rebeldía” deja claramente definido que “aquí y ahora, como es un lugar común expresarlo, no hay condiciones ni subjetivas ni objetivas, ni para un golpe de Estado ni para una cruenta revolución, inspirada en sistemas rojos, negros o pardos”. Traemos a colación el tema como consecuencia de inusitadas manifestaciones de protestas en distintas localidades, que parecen tener un mismo director de orquesta en busca de proyección nacional, conocedor al dedillo de los intríngulis de la publicidad y el morbo, pues estas manifestaciones son organizadas para salir en los noticieros de TV y en los diarios. De seguro, que si los manifestantes y sus organizadores tuvieran conocimiento que por donde van a desfilar no habrá cámaras de TV o reconocidos reporteros se desviarían del itinerario previsto en busca de las cámaras de TV y fotógrafos de los diarios. Nos atrevemos a señalar que disolverían su marcha al poco rato de iniciarlas o tal vez cambiarían la ruta y de reivindicaciones, e irían frente a determinados medios exigiendo imágenes y audio de otras manifestaciones.
También sabemos que los hijos de estas protestas son dirigidos por los que conocen muy bien la historia de las manifestaciones, porque ellos saben que estas se dividen en antes y después de la televisión. Antes de este genial invento se hacían para salir en las fotos de los textos de historia, ahora se hacen para salir en los noticieros, en los desayunos, en los almuerzos de la TV.