Un alma noble a favor de jóvenes con discapacidad

Un alma noble a favor de jóvenes con discapacidad

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María Esther junto a su esposo Oscar y sus hijos Luis Oscar, Rebecca
María y Ana Eliza.

La llegada a este mundo de su hijo Luis Oscar Villanueva Valiente con Síndrome de Down dio un giro de 180 grados a la vida de María Esther Valiente. El pequeño, dulce y tierno, la guiaba sin proponérselo a descubrir lo bello de la vida desde otra perspectiva; a saber vivir el día a día y a dar tiempo a que las cosas sucedan a su propio ritmo y, sea cual sea el resultado final, definitivamente sería grandioso.

Y pensando más allá de cómo sería el futuro de los jóvenes con necesidades especiales a nivel cognitivo, María Esther expresó a “Rostros” cómo apoya a su esposo Oscar Villanueva, y se embarcan en la fantástica aventura de crear la Fundación “Quiéreme como soy”, formalmente constituida el 14 de abril de 2011, con la finalidad de promocionar la inclusión a la sociedad de estos niños y jóvenes.

“Me siento muy agradecida de Dios por haberme puesto en este camino”, confiesa y agrega que “estando Luis Oscar muy pequeño, se acercaron miembros de la Asociación de Síndrome de Down (Adosid) y me propusieron formar parte de la directiva.

Ahí comencé con esta misión, desde el año 1998, en la cual permanezco hasta la fecha. Luego, en el 2010 iniciamos el proyecto de Quiéreme como Soy”.

Esta fundación, sin fines de lucro, se ha convertido hoy en un prestigioso movimiento donde se apadrinan instituciones que se dedican a proveer herramientas de integración a personas con discapacidad intelectual, además de dejar un legado de concienciación en todo el país.

María Esther resalta que Adosid es y ha sido un soporte para familias que allí se reúnen, donde los padres que están pasando por experiencias parecidas con sus hijos tienen un crecimiento continuo, donde son guiados y acompañados, y a la vez también estos llegan a asistir a las nuevas familias que se incorporan.

El camino va moldeando a la persona. A simple vista, María Esther se aprecia como una mujer de alma noble y su humildad y sencillez son notorias.

Se considera una persona creyente de Dios y paciente, lo que valora como grandes cualidades para alcanzar todo cuanto se propone.

“El camino va moldeando a las personas. A través de mi hijo Luis Oscar he aprendido a sensibilizar bastante lo que son las metas, a no frustrarme y saber que el cielo es el límite”, expresó esta mujer de pasos firmes, quien además se define como muy organizada y luchadora.

Nació el 30 de septiembre de 1967 en Santo Domingo y sus padres Oscar Valiente y María Esther Fernández son de origen español. Es la única hija y la tercera de cuatro hermanos: Oscar, Carlos y Marcos, quienes la llaman cariñosamente “Mary”.

Aunque María Esther no considera que fue una niña traviesa, mas sí reconoce que era inquieta. A sus seis años no era de las que le gustaba jugar precisamente a las muñecas, ella prefería montar bicicleta, apreciando y aprovechando la libertad de aquel entonces en el sector Piantini, donde residía, pedaleando “rumbo arriba, rumbo abajo, recorriendo tantas cuadras y ¡al aire libre!, cosa que hoy en día los niños no pueden hacer por motivo de seguridad ciudadana”.

Recuerda también que siempre fue amante de los números, de las cuentas monetarias, por lo que a temprana edad se visualizaba trabajando en un banco. Y así fue. Una vez graduada de “finanzas e inversiones” en BabsonCollege, Massachusetts, Estados Unidos, trabajó en el Banco Popular como gerente de Negocios Corporativos.

Cinco años después pasa a formar parte de la empresa familiar “Valiente Fernández”, donde hoy en día ocupa la Dirección de Asuntos Corporativos, una empresa especializada en productos para la industria de la construcción y terminación.

Encuentra que su personalidad es muy parecida a la de su padre Oscar, pausado, organizado, y admira que a sus 92 años es totalmente autónomo. Dice que aún sigue yendo a su oficina. “Él nos inculcó el sentido de la responsabilidad al trabajo; siempre fue muy estricto con eso”.

De su madre Esther admira lo bien que cocina, “cosa que ahora es que estoy aprendiendo, -ríe- recién me estrené por motivo de la cuarentena, y he descubierto algo que nunca había desarrollado”.

Cuenta que, a diferencia de ella y su padre, doña Esther es una mujer muy comunicadora, de personalidad abierta, “yo te diría emprendedora, muy tenaz, fuerte, logrando lo que se propone”.

Matrimonio.

El próximo 24 de octubre, María Esther y Oscar cumplirán 28 años de casados. Sobre cómo ha sido la vida matrimonial, ella, con una sonrisa franca expresa que “no podría decirte otra cosa que muy bien, entonces te mentiría. Debo reconocer que ha sido maravilloso gracias a Dios. Oscar es un buen esposo y padre.

Es una relación muy bonita, somos como que muy pareja, porque hacemos y nos gusta hacer muchas cosas en común, y eso ha ayudado a la armonía en la relación”.

El destino los cruzó en el paraje de Juan Dolio, municipio de Guayacanes. “Allí mi familia tenía una casa de playa y resulta que Oscar visitaba constantemente la propiedad que quedaba al lado. Siempre que íbamos a vacacionar sucedía que también él estaba allá, y desde la playa me observaba”.

Recuerda que empezaron a socializar al reunirse con grupos de amigos de la zona y decidieron iniciar el noviazgo en 1986. La relación se conservó a distancia por un tiempo al estudiar ambos en el extranjero.

“En el año 1991, estando ya ambos en Santo Domingo decidimos formalizar la relación” y no tardaron en contraer matrimonio, casándose en 1992. Fruto de esta unión nacieron Rebecca María, 25 años; Luis Oscar, 23 y Ana Elisa de 19.

Actualmente ambos son maratonistas y lo disfrutan tanto que aun fuera de la ciudad o del país esta actividad no queda de lado. “Buscamos cómo disfrutarlo y viajamos a correr a otros países, ¡ha sido genial! Y más que nada también nos consideramos playeros, amamos el mar, andar en bote, nuestra vida de matrimonio y familia gira alrededor del mar”.

Madre orgullosa. Se siente orgullosa de ver a sus hijos como personas humildes y los pies en la tierra. “Son buenos muchachos”. De sus hijas expresa: “son súper tranquilas, de buenos sentimientos, muy hogareñas, muy de estar como entre nosotros, son raras para la época –ríe- muy distinto a Luis Oscar, que es explosivo, espontáneo, realmente un terremoto”.

Cuenta que Rebecca María es graduada de “Educación Inicial” y tras esta pandemia “está emprendiendo un proyecto de trabajar con algunos niños a domicilio, impartiendo clases de estimulación”.

Sobre Luis Oscar cuenta que tiene un espíritu deportista y aventurero. Ha participado en competencias de ciclismo, natación y atletismo, llegando a ganar medalla de oro en triatlón y llegó hasta escalar con la familia y un guía la cima del pico Duarte.

Hoy día, tras la cuarentena, se mantiene activo participando por “Zoom” en un grupo de baile entre otras actividades.

María Esther señala que Luis Oscar tenía un año laborando en una institución pública y tras las nuevas medidas gubernamentales el lugar dejará de funcionar. El entusiasta joven, junto a otros compañeros de condición especial, están a la espera de ser reubicados.

Ana Elisa se graduó el año pasado del colegio, y espera, luego de la pandemia, estudiar fuera del país.

María Esther sostiene que la familia se mantiene en el núcleo, de que “somos muy unidos”.

Impacto social. Como un renacer describe María Esther el nivel de concienciación y aceptación que ha asumido la sociedad para la condición especial cognitiva de niños y niñas.

Deduce que, en gran parte, debido a los avances de la tecnología la cual ha permitido que la personas con acceso a información estén más pendientes de estos casos y la superación que estos exhiben a través de las redes.

“Pero definitivamente, la labor que ha logrado Quiéreme como Soy, a nivel de nuestro país, ha sido una gran obra, que, de manera especial, se debe a mi esposo Oscar Villanueva, siendo muy atrevido, en cuanto a lograr una coalición de medios y personalidades que apoyan cada una de las actividades.

Además, el Comité Gestor, formado por un grupo de personas de diferentes profesiones, ese equipo multidisciplinario, ha sido el gran motor, haciendo aportes invaluables”.

Como ser humano, anhela vivir en un mundo donde se juzgue menos “donde cada quien sienta la libertad de ser como es y no pensar tanto en el qué dirán o qué quiere el otro. Que cada quien encuentre su felicidad en sí mismo y en lo que pueda hacerlo sentir una vida plenamente feliz”, concluyó.

Anhelo vivir en un mundo donde se juzgue menos, donde cada quien sienta la libertad de ser como es. Que cada quien pueda encontrar su felicidad en sí mismo”.

He aprendido a sensibilizar bastante lo que son las metas, de no frustrarme y saber que el cielo es el límite. Lo que uno se traza definitivamente que se puede lograr.

La labor que ha logrado “Quiéreme como Soy” a nivel de nuestro país, ha sido una gran obra aplaudida por todos.

¿Sin plato favorito?
“No soy comelona de una misma cosa, por lo que no me identifico con un “plato favorito”. Aquí se inventa mucho en la cocina”.

Hobbie
Correr, hacer ejercicios y, de vez en cuando, practica la meditación.

Las playas
Es lo que más le gusta y disfruta del país.

Pesar, tristeza
“Me entristece mucho que haya muchas personas enfermas mentales. Me trastorna el abuso de menores y me entorpece la mente la falta de seguridad ciudadana, de no poder caminar libremente sin que se escuche que pasó algo que lamentar”.

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