Un alto a la pobreza

Un alto a la pobreza

POR FÁTIMA ÁLVAREZ
¿Por qué lloras? Preguntó al niño de Ans-e-Pit-tre que, escurridizo, no se dejaba fotografiar. Entre sollozos contestó: ¡Porque tú eres blanca! Este hecho contado por Aracelis García, nos hace reflexionar en torno a las palabras «humanismo» y «democracia», que resultan harto conocidas, manoseadas y saboreadas por los pueblos que quieren ver aplicados los sueños de igualdad y desarrollo.

«Humanismo» y «democracia» son parte primordial de los valores en los que se fundamenta el desarrollo de una nación. Es a partir del primero como se reconoce la igualdad de los hombres y de la segunda como se ejerce esa igualdad.

Aún así, la pobreza material y espiritual de los pueblos perdura y se hace grande. Se ha hecho necesario que países que han superado la barrera de la miseria y pobreza absolutas, vengan en auxilio de los millones de pobres que deambulan por agrestes territorios en la larga espera de que los gobiernos cambien su realidad social. Pero esto no es tampoco la solución.

El paternalismo rampante bajo el cual se han forjado las débiles democracias latinoamericanas, sólo funciona para generar votos y mantener desnudos de ilusiones a aquellos que deberían ver en su fuerza interna la capacidad de cambio.

Más que el dinero, las entidades de cooperación internacional han ofrecido a los pobres de República Dominicana y de otras latitudes, una oportunidad para dignificarse a través del logro de sus metas comunes. El trabajo en equipo ha sido la base.

Aracelis García, cooperante, decidió un día dejar su tierra, su gente y sus cosas para venir a tierra dominicana, a esta gente y a estas cosas. Su dinamismo y sensibilidad se confunden con los brazos de cientos de dominicanos y haitianos que, motorizados por ella para el logro de una vida mejor, empujan, sostienen y labran a retazos un porvenir más promisorio.

A través de la cooperación de entidades españolas, Aracelis García ha logrado penetrar en áreas diversas. Y es que, como ella misma señala, la pobreza tiene muchas caras.

Su trabajo ha sido uno: la promoción del desarrollo, la protección y el fomento de estudios, proyectos e investigaciones que facilitan la mejoría en la calidad de vida, que devuelven salud. Su lucha: la concienciación y la puesta en práctica de medidas y recursos que ayuden a transformar la realidad social de los que, por tener tan poco, ni siquiera se tienen a sí mismos.

Su trabajo ha sido una continua búsqueda de superación de la desidia, de la pereza colectiva. Ella cree que sí se puede. Cree que los cambios están ahí para ejecutarlos y que no hacerlos es una cobardía imperdonable.

«En el mundo de la cooperación mi país era uno receptor de ayuda», dice, para explicar que en la medida en que España fue fortaleciéndose económica y socialmente, y que las personas, las entidades y el Estado asumieron su responsabilidad social, pasó de ser país donante a país donador.

«Creo que el mejor principio es trabajar en tu país por sacar tus necesidades adelante con las de tu gente. Empecé alternando mi trabajo con ayuda, y todos los que nos iniciamos en aquella época de alguna manera nos quedamos enganchados».

«He tenido oportunidades en muchas áreas, he cumplido bastantes roles, lo que me deja satisfecha; he participado en la vida política de mi país como concejal en la primera legislatura democrática, en diferentes empresas y el trabajo social lo realizaba compaginándolo con mi trabajo».

«Los cambios no se producen de la noche a la mañana. Un proyecto pequeño no hace un cambio en el país, sino que es un proceso, largo, difícil y necesita que haya la voluntad de todos para hacerlo; los cambios se hacen desde el diálogo y el entendimiento, nunca desde el enfrentamiento y para ello, la primera ayuda no es de la organización, sino aquella que viene de la voluntad de aquellos que la reciben, ahí reside el impulso humano».

«República Dominicana tiene un material humano excelente y unas mujeres con una fuerza y un liderazgo verdaderamente impresionante y esa pasividad que muestra el país, esa no reacción, quizás es lo que ha hecho que sobreviva. A veces, cosas que de alguna manera son defectos, también son cualidades impresionantes».

proyectos

República Dominicana y Haití son de los países que se han beneficiado con la cooperación española. En Santo Domingo, el Movimiento Sociocultural para los Trabajadores Haitianos (MOSTHA), ha recibido donaciones para la compra de equipos de laboratorios, clínicas ambulantes y muchos otros programas que se ejecutan en beneficio del trabajador del batey, que agrupa por igual a dominicanos y haitianos.

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