Un amor consolidado en la lucha

Un amor consolidado en la lucha

Su boda fue espléndida, hermosa, concurrida. Compañeros de partido de la feliz pareja llegaron con el entusiasmo de ser testigos de su eterna unión pero también con sus fusiles y pistolas bien dispuestos porque la zona estaba amenazada de ametrallamiento.
El novio era uno de los artistas más aclamados del momento, integrante del grupo que encendía la pasión de las muchachas: Los Solmeños. Sin embargo, el arte no fue obstáculo para que militara en el Movimiento Popular Dominicano y se integrara decidido a los combates.
La desposada pertenecía al 14 de Junio y tuvo singulares y destacadas actuaciones durante la refriega en la que cumplió arriesgadas misiones.
Marisela Antonia Vargas Vargas y Rafael Horacio Pichardo Vicioso contrajeron nupcias el 21 de junio de 1965 en el hogar de doña Teide y don José Paniagua, en la avenida Bolívar, porque la novia y sus hermanas fueron desalojadas de su residencia en la José Gabriel García para instalar el comando del 1J4.
Ya eran novios cuando estalló la revuelta. El galán, que junto a su mellizo Horacio, Tito Saldaña y Nandy Rivas hacía contrastes con voz que acariciaba, gozaba de impresionante acogida entre las chicas. Llegó a dividir su amor entre cinco de una misma calle por lo que al pretender conquistar a Marisela fue rechazado por sus padres que no querían un donjuán para su hija.
Pero desde que ella lo aceptó, el “mellizo Pichardo” cambió su manera de actuar y de vivir dedicándose absolutamente a su elegida y a la causa revolucionaria. Le tocó interpretar por primera vez el Himno de la Revolución, que compuso Aníbal de Peña.
Marisela, oriunda de Bonao, había interrumpido sus estudios de arquitectura en junio de 1959 cuando su hermano Mayobanex arribó al país en una de las expediciones contra Trujillo y su padre entendió que seguir en la universidad representaba un peligro.
Cuando retornó a concluir la acompañaron en el domicilio sus hermanos Isabel, Juan de Jesús (Chu) y Belén, que también asistían a la academia. “Esa casa era como un centro de reuniones políticas y Rafael iba con un amigo común. En esos encuentros se enamoró de mí”. Pidió a sus preocupados padres que confiaran en ella y el exitoso cantante no la decepcionó porque la pretendida lo condicionó: “Cuando tú termines las relaciones con esas cinco novias, nos metemos en amores”.
La renuncia a la vida libertina fue tan firme que Rafael ofreció inmediatamente matrimonio a Marisela, pero ella acababa de pasar por un divorcio y prefirió esperar. “Él quería casarse, la que no quería era yo”.
“¡Te libertaremos!” El estallido del movimiento les sorprendió en la facultad de ingeniería de la UASD donde Marisela tenía a su cargo el mural. “Pero no había nadie, todo estaba desierto. Nos sentamos a esperar y nada…”. Decidieron marcharse y cuando Rafael encendió la radio de su vehículo escuchó la proclama de José Francisco Peña Gómez llamando al pueblo a lanzarse a las calles.
“En la tardecita vimos desfilar militares y la multitud que los seguía y mi casa comenzó a llenarse de los muchachos del Partido: Juan Miguel Román, José Jiménez, Fafa Taveras, Fidelio Despradel, Emma Tavárez… Después Caamaño iba casi a diario”.
Marisela vivió la explosión de una bazuca que rompió su mesa de dibujo y perforó las ropas. “Emma había estado ahí cinco minutos antes”. “¡Las mujeres tienen que salir, esta casa la van a bombardear!” ordenaron los hombres y “nos mudamos a la casa de don Rufino y doña Teide y sus hijos Rufino, fiscal de la Revolución, Josefina y Rosi Alba”.
En la Academia 24 de Abril Marisela recibió entrenamiento de arme y desarme, judo, ranear, salir a paso doble… Entre sus profesores recuerda a Hamlet Hermann y a Noboa Garnes. Ranear no le costó esfuerzo porque al igual que sus hermanas tenía experiencia desde su pueblo, por lo que las llamaban “el clan de las Vargas”.
El 16 de agosto se organizó “el desfile más grande de la Guerra, participó la ciudad entera”. Fue escogida para representar a la República Dominicana. Durante 15 días confeccionaron un traje representativo de la enseña tricolor que la cubría hasta los pies y unas botas desde la cabeza hasta el cuello con el emblema yanqui como símbolo de la opresión que ahogaba la Patria intervenida, y le ataron las manos con cadenas. La gente le prometía al pasar: “¡No te apures, que te libertaremos!”.
Marisela también acompañó a Rosa Suazo y a Rosa Almánzar a llevar armas a Santiago en un vehículo forrado que detuvieron los militares porque le ocurrió un fallo mecánico pero no detectaron el arsenal. Durmieron en Santiago y al otro día fueron al velatorio de Juan Miguel Román, asesinado en el asalto al Palacio.
Rafael, por su lado, cumplía órdenes del MPD, una de ellas consistía en llenar el tanque de su vehículo de combustible para los traslados, en la estación de la avenida Independencia, frente al cementerio. Breno Brenes lo utilizó en una ocasión para transportar municiones, el vehículo fue fichado y “el mellizo Pichardo” apresado.
Monchín, su hermano, lo declaró desaparecido y se enteraron de que lo tenían incomunicado en Sans Soucí. Al libertarlo la familia decidió sacarlo del país temiendo por su vida. “Cuando me planteó eso le dije: Te puedes ir pero terminamos aquí mismo. Ahí es cuando decidimos casarnos porque uno no pensaba que iba a salir vivo, si nos moríamos, ya estábamos casados”. Agrega que “en la Revolución fue la única vez que nos sentimos libres y la libertad potencia el amor. Fue una gesta tan hermosa que la gente lo dio todo, no pensaba en nada material”. Menciona otros enlaces y añade que la idea era que “si ya nos amábamos, moriríamos casados y permaneceríamos juntos para siempre”.
La boda. La combatiente Sunún Larancuent confeccionó a Marisela el traje nupcial y la peinó. Desde el hotel El Napolitano enviaron bocadillos, el bizcocho, champán y otras bebidas.
“Fue una boda hermosa porque estaban todos mis compañeros, el vestido era precioso, yo era delgadita y Sunún se empeñó en ajustarlo, el juez estaba nervioso porque vivía del otro lado y se tenía que ir. Pese a estar en guerra, fue casi normal”, refiere. Las fotos podrían estar en los archivos de la Policía, incautadas en sucesivos allanamientos a los Pichardo durante el Gobierno de los 12 Años de Balaguer.
Ante el oficial civil Héctor Méndez Castro se juraron su amor teniendo como testigos a Ramón Horacio Vargas, Rosa Alba Paniagua y Frank José Sanabia Mejía.
Marisela nació el 13 de marzo de 1935, hija de Juan de Jesús Vargas e Isabel Vargas. Rafael nació el siete de julio de 1937. Procrearon a Ernesto, Orlando y Alfredo. Otra hija es Isabel Corina.
Rafael murió el 29 de junio de 1982. “Solo nos separó su muerte”.

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