Un análisis en defensa del derecho de los afiliados envejecientes

Un análisis en defensa del derecho de los afiliados envejecientes

A raíz de una serie de reportajes publicados en este diario, que planteaban el trabajo que se realiza desde el Consejo Nacional de Personas Envejecientes (Conape), el experto en seguridad social, Arismendi Díaz Santana, aboga por la multiplicación de las pensiones solidarias, la ampliación de los programas sociales de los envejecientes, así como que todos los pensionados y jubilados dispongan de un seguro de salud y cada año que las pensiones sean actualizadas de acuerdo al costo de la vida.

De acuerdo con el Conape, para mejorar la calidad de la atención y los años de vida de los envejecientes, es necesario contar con un hogar de ancianos en cada municipio, incluyendo internamiento y servicios de entretenimiento y recreación. “Pero todavía estamos muy lejos de esa meta, ya que el país apenas cuenta con 38 asilos y 60 asociaciones de ayuda a la tercera edad, sin fines de lucro”.

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Díaz Santana, quien también es consultor independiente en Seguridad Social para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Unión Europea y la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), explica que para esto se requiere de una mayor asignación presupuestaria y donaciones de empresas e instituciones caritativas.

“Recordemos que en nuestro país el gasto social es muy bajo, apenas la mitad del promedio de América Latina, un nivel que no se corresponde con el crecimiento de la economía nacional durante las últimas décadas”.

Además, se necesita más personal calificado al servicio de los envejecientes. “El país demanda de la formación de más geriatras, psicólogos, psiquiatras y de otros especialistas en la tercera edad, porque actualmente son muy reducidos a nivel nacional, adicionalmente, ampliar los programas sociales de entretenimiento y educación”.

Proceso de envejecimiento constante

El catedrático recordó que en las últimas dos décadas las personas mayores de 60 años casi se han duplicado, según el Censo Nacional de Población Vivienda de 2022. “Ya tenemos más de 1,001,980 dominicanos con más de 60 años, logrando incrementar en cuatro años más su esperanza de vida. De un 4.8% al inicio del milenio, los envejecientes han pasado al 7.5% de la población al 2022 y se estima que crecerá hasta el 16% en el 2050”.

Estos números ponen en evidencia que se está experimentando un proceso de envejecimiento constante, con grandes repercusiones económicas, políticas y para la seguridad social. “Tanta importancia tiene para una protección integral de la tercera edad, que la Ley 87-01 de Seguridad Social, incorporó los servicios y prestaciones que establece la Ley 352-98 sobre Protección de la Persona Envejeciente. Lamentablemente, como muchas otras reformas y programas sociales, en nuestro país todavía las mismas no se han implementado debidamente”.

Pirámide demográfica

Como producto de una mayor educación y de una reducción de la natalidad, la República Dominicana ha comenzado a configurar una pirámide demográfica que cada año se achica en su base y se expande en la cúspide. Se trata de un proceso natural que se registra en todas las naciones del mundo; desde luego, a velocidades vinculadas al crecimiento del ingreso nacional y per cápita, entre otros factores.

Subvalorar a los envejecientes

Díaz Santana, que durante seis años ocupó la posición de asesor jefe del área técnica IDSS, entiende que una de las grandes limitaciones del país es la existencia de una cultura muy occidentalizada, que tiende a menospreciar y subvalorar a los envejecientes, comenzando por los propios hijos y terminando por el Estado.

Y, en ese sentido, señaló que, en cambio, en las culturas indígenas es todo lo contrario, se mantiene un profundo respeto por los mayores de edad, en el seno familiar y en la comunidad.

“Cuando estudié seguridad social en España, tuvimos la ocasión de visitar varios hogares de envejecientes y, aunque la mayoría decía que estaba mejor, que en sus hogares de orígenes y atendidos por personal calificado, lo que más extrañaban era el creciente descuido de sus descendientes y la frialdad con que muchos los trataban”, puntualizó.

De acuerdo con los valores predominantes en la cultura Maya, Azteca e Inca, es que el respeto a los mayores llega al nivel que, aún luego de formar una familia, los hijos, hermanos y sobrinos continúan consultando a los mayores antes de tomar una decisión importante, como casarse, tomar un préstamo, comprar un vehículo, realizar un viaje o construir una casa.

Seguridad Social

La Ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social contiene una serie de beneficios directos e indirectos para los envejecientes del país, a fin de que los jubilados y pensionados del sistema tengan acceso a prestaciones sociales y programas de orientación, adaptación y educación, a través de los medios de comunicación social, terapia ocupacional de los envejecientes, hogares, clubes sociales y recreativos para las personas de la tercera edad, tarifas especiales en actividades recreativas, educativas, deportivas y culturales, entre otros.

Derechos de los adultos mayores

Las personas de la tercera edad tienen derecho a vivir con dignidad y verse libres de explotación y de malos tratos, físicos o mentales, vivir tranquilos, acompañados, felices, sin preocupaciones en el seno de la familia que ellos edificaron, mantenerse limpios y arreglados con ayuda de los demás y a tener acceso a alimentos, dependiendo de su estado físico o de salud, entre otros.