Un aniversario de acontecimiento editorial

Un aniversario de acontecimiento editorial

Producir un libro de arte es una labor compleja para que alcance una alta calidad. Si algo falla en el texto, la ilustración o la impresión, por más que se destaque el tema, la publicación no tendrá valor público, y los lectores se harán esperar…

En el caso de la monografía de María Montez,  sencillamente titulada “María Montez, su vida”, sucede exactamente lo contrario. Es un verdadero libro del “séptimo arte”, contundente, porque todos los componentes en esa nueva aventura bibliográfica se destacan respectivamente: belleza de la edición, interés del texto y, no hay que decirlo, una artista excepcional que lo ha motivado.

El volumen ha sido producido como Edición Especial Conmemorativa del Centenario de María Montez 2012, patrocinado por la Dirección General de Cine, gracias a la encomienda de su director general, Ellis Pérez.

La monografía de María Montez sobresale por una realización a la vez lujosa y sobria. Lujosa, por sus atributos físicos: desde papel satinado, portada dura y camisa impecable, hasta la importancia de las imágenes, muy numerosas, reproduciendo esmeradamente las fotos de la actriz, de episodios de su vida, de sus papeles cinematográficos. Algo fundamental cuando se trata de María Montez y su belleza exquisita, infinitamente multiplicada por fotos de moda y de películas.

Pero el volumen es igualmente sobrio, por la sencillez de su diagramación, con un uso espléndido del blanco y negro para que sobresalgan las láminas a color, cuidadosamente escogidas. Ese diseño, que, en esta edición como en las anteriores, rechaza toda ornamentación superflua,  proyecta a la persona y la personalidad, como si se presentaran avances y extractos de una filmación. Esta concepción tiene un  propósito: que el lector se convierta en espectador deslumbrado ante la hermosura, el ascenso y el drama de la heroína.

Acerca del texto.  Ahora bien, la sobriedad se confirma y crece aun respecto a la autoría del libro. Lo  escribe y firma Margarita Vicens de Morales, probablemente la más apasionada investigadora de la biografía de María Montez en el mundo, la más exigente también, pues no tolera los errores, voluntarios o no, que desvirtuaban a una de las más grandes mujeres dominicanas.

Las cualidades del texto – entre estudio y ensayo– muestran que ella es una narradora escrupulosa, que ciertamente ha reflexionado mucho acerca de su protagonista estelar.

Quienes han tenido la suerte de poder apreciar ediciones sucesivas de “María Montez, su vida” se percatan de la importancia reiterada del cuidado de edición, pero igualmente de la permanencia del estilo, a la vez preciso y emotivo hasta ribetes de lirismo. La autora no ha conocido a María Montez –no había nacido cuando María murió–, sin embargo su libro parece dedicado a una compañera próxima y admirada, a la entrañable amiga recién desaparecida.

Afirman que, tanto en el cuento como en la novela, las primeras líneas deciden del poder de captación del lector. Esa observación vale para cualquier género literario, y el texto de Margarita Vicens lo confirma. Lejos de empezar por una propuesta general sobre el cine, Hollywood y el Technicolor, ella anuncia ya el hilo conductor de su enfoque, destacando el temperamento como elemento prominente de la personalidad y el triunfo de María Montez. La suerte está echada: el lector intrigado sigue adelante y va descubriendo la “Ruta de la ilusión” de aquella joven barahonera, con un argumento reiterado a lo largo de su vida: María no dejará de perseguir el estrellato, ¡pero un estrellato verdadero y reconocido por todos, incluyendo a los críticos!

Impresiona observar cómo la autora reconstruye el itinerario existencial y profesional de la actriz, y lo inserta tanto en el contexto de una familia unida y de su gran amor por Jean-Pierre Aumont, como en la realidad del éxito y la lucha personales, enmarcados en el temible medio hollywoodense. A medida que avanza en los hechos, la redacción de Margarita Vicens aumenta sus bríos, hasta llegar al terrible desenlace. Citaremos el lacónico diagnóstico del doctor Dugonot “La víctima es la señora Aumont. Causa cierta: un accidente. Síncope sufrido en el curso de un baño caliente (45 grados Celsius)”.

Y el libro concluye con el legado personal y familiar, con la necesidad de la creación de  un museo en honor “a nuestra eximia actriz nacional”, según las palabras finales de la autora. ¡Nadie sabe si la Reina del Technicolor, arrancada a la vida por la crueldad de una absurda muerte a destiempo, no hubiera alcanzado la indiscutible fama de una magnífica actriz!

ZOOM
Testimonios

Apasionantes anexos, generosos en bellísimas y evocadoras imágenes, muestran las sucesivas películas interpretadas por María Montez, que –increíblemente– sumaron 26 en una carrera de diez años: 21 norteamericanas y 6 europeas.

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