Un aniversario que se celebra con arte

Un aniversario que se celebra con arte

POR MARIANNE DE TOLENTINO
La vida cultural florece en la República Dominicana, concentrada en Santo Domingo y en Santiago. Varias actividades de diferentes índoles y a menudo de una misma clase, se celebran diariamente, unas dirigidas hacia la colectividad, otras interesando a un núcleo más especializado. Además de las notas de prensa se necesita el recordatorio, repetido, breve, apremiante aun… que llega por el e-mail a millares de eventuales asistentes.

Esa labor extraordinaria la realiza el grupo “Actividades Culturales en Santo Domingo”, encabezada por Plinio O. José Grullón, con eficientes colaboraciones y en particular la de Nuria Gracia. Las siglas ACSD provocan inmediatamente la lectura, y se sabe que el evento propuesto fijará la atención y una cita con algo importante. El hecho de que pueda reiterarse permite no olvidar e inscribir prioridades en la agenda de tantas manifestaciones abiertas al público.

Gracias a Actividades Culturales, se ha mejorado mucho la información, y todos agradecen ese servicio ya esperado e imprescindible, no sólo en el sector de las bellas artes, sino en el de las ciencias y humanidades. El tiempo pasa pronto… y ya esa auténtica “institución” tiene un lustro trabajando. Una exposición de pintura, escultura, dibujo y también artesanía, se ha celebrado, con ese motivo, en la Quinta Dominica. Lo que debía ser una pequeña muestra artística se convirtió en una gran muestra de arte y de amistad. Decenas de artistas han querido expresar su agradecimiento, y los espacios de la Quinta Dominica se han llenado de obras, de las salas al jardín.

Exposición en la Quinta Dominica

No cabe duda de que la Quinta Dominica era el lugar indicado para esta celebración. La casa colonial, situada en la calle padre Billini, abrió sus puertas en el verano 2004  y va convirtiéndose en un local cultural importante y de fácil acceso. Fueron diez años de investigaciones arqueológicas y de restauración minuciosa que precedieron la apertura de esa mansión del siglo XVI, inicialmente albergando celdas monacales y parte del Monasterio del Convento de los Dominicos. Hoy dos salones reciben exposiciones de arte, y el magnífico patio, marco codiciado de reuniones y recepciones, congregan a los seguidores del arte, de la historia, de la literatura y de la cultura en general. Como suele suceder, hay una perfecta consonancia entre el entorno, muros antiguos, óptimamente acondicionados, y la oferta sociocultural de la actualidad, en campos muy diversos.

Después de varias exposiciones –siendo inolvidable la de heráldica–, la Quinta Dominicana acoge la exposición aniversaria de los Cinco Años de Actividades Culturales en Santo Domingo. Confrontamos una exposición multitudinaria… todas generaciones de artistas confundidas, incluyendo a dos maestros fallecidos. La invitación amplia ha resultado abierta, y obras muy deficientes –sin embargo no llega al crimen contra la pintura y la escultura– cohabitan con obras maestras. No muchas, aunque las hay…

Ahora bien, en esta clase de “hipercolectiva”, la severidad y hasta la apreciación crítica no caben realmente. Gran parte de los expositores han sido motivados por el afecto y el agradecimiento. Se puede adquirir las obras, pero, en esta suerte de evento, los provechos económicos no abundan.

Obras interesantes

A diferencia de las esculturas, que tienen dimensiones variadas por ser exhibidas al aire libre, las pinturas son de pequeño formato, y los artistas casi todos presentan una sola obra. Los mejores cuadros han sido colocados en el salón delantero, algunos talentos sobresalen, sin embargo, en el segundo, de lejos el menos selectivo.

Ciertamente las obras de Sacha Tebó, haitiano, dominicano, santiaguero y autodeclarado caribeño, se destacan, entre pintura y esculturas. Se valora al maestro, con una personalidad inconfundible y una técnica de experto, además muy peculiar. La escultura de los músicos danzantes es una pequeña obra maestra.

Ramón Oviedo nos sorprende con una escena espacial y lírica, con amantes celestiales luminosos, mientras Soucy de Pellerano aporta dos casi miniaturas, de muy buena factura, que enseñan su adecuación a cualquier formato. De Alberto Ulloa hace mucho que no habíamos visto una pintura, evocando los buenos tiempos, ojalá vuelva a ese tratamiento del rostro… Así mismo un interesante Geo Ripley interpreta el “Origen”, gestual y ópticamente. José Cestero, enamorado del Malecón, nos pone a soñar delante del mar, y Octavio Paniagua representa una niña a lo antiguo con un encanto innegable.

La fotografía es la gran ausente de la colectiva, felizmente Carlos Acero  con gran sensibilidad captó a Venecia al caer la tarde, una visión distinta y poética. A Fabre Sallent, lo sabíamos, le convienen los paisajes diminutos, donde toques enérgicos construyen urbes costeras. Haríamos la misma observación de formato, respecto a Oscar Abreu y su expresionismo abstracto. Nos gustó Enrique Rodríguez Amíama, en una construcción geométrica no figurativa, ¿qué seguirá explorando?

Juan Mayí, positivo en cualquier dimensión, colgó dos ejemplos de su nueva abstracción, terrosa en tonalidades y materia: él se destaca a pesar de un emplazamiento desfavorable. Wilson Abreu, un valor ascendente, continúa en su expresionismo tamayesco, y Amado Melo debería seguir trabajando el vitral –una lástima que la presentación no dejó apreciar la transparencia y la luminosidad–. En cuanto a Marcelle Latour, fue un descubrimiento; más que una buena artesana y pintora, tiene un talento de ilustradora, entre la ternura y el sueño, que quisiéramos mirar en ese tipo de imagen.

Es siempre gratificante encontrar  las esculturas de Johnny Bonnelly, que contribuye a perennizar el mito de las ciguapas. Volveremos a mencionar a Sacha Tebó, como sobresaliente, en un conjunto de obras tridimensionales que relevan menos del arte que de la artesanía –figurando aquí con trabajos de notable pulcritud–.

Los artistas han contribuido espontáneamente y en conjunto a un homenaje, que ha sorprendido y alegrado a los propios organizadores. “Actividades Culturales en Santo Domingo” ha entrado, con un evento significativo, en su sexto año de colaboración, generosa y permanente, con la cultura dominicana. ¡Enhorabuena!

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