Antes de que le impusieran un año de prisión preventiva por asesinar a su ex mujer de tres disparos y aun con el rostro golpeado por quienes lo vieron cometer el crimen, el vigilante Junior Familia Ramírez atribuyó el hecho a supuestos problemas mentales y a un problema en la cabeza.

  La jueza de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, Keila Pérez, envió a Familia Ramírez a la cárcel de Najayo por quitarle la vida a Bartolina Isanna Feliz Vargas, en la mañana del pasado 26 de este mes, luego de que  la víctima se negó a reanudar la relación sentimental.

  La mujer dejó a dos hijos huérfanos. El imputado está acusado de esperar a la mujer en la puerta del restaurante donde trabajaba, en la calle Roberto Pastoriza, 103, en el ensanche Naco, donde al término de una discusión, la atacó a tiros. Personas que presenciaron el crimen, la emprendieron a golpes contra el vigilante. Rosanna, hermana de la occisa, declaró que el vigilante perseguía a la víctima. El vigilante declaró estar arrepentido. Pidió perdón por el asesinato de su ex pareja, dirigiéndose a la familia de la muerta, a la sociedad y a los  jueces. Se defendió diciendo que padece un trauma cerebral.