Un año difícil para los pobres y clase media baja

Un año difícil para los pobres y clase media baja

Ramón Núñez Ramírez

Cuando el Banco Central, por razones de la pandemia, expandió el crédito y redujo la Tasa de Política Monetaria básicamente se beneficiaron los clientes de los bancos y los propios bancos, la inflación se disparó y los más afectados fueron los receptores de ingresos fijos; cuando tocó la política monetaria restrictiva, la inflación se redujo, pero los precios siguieron altos y en aumento, además esos sectores sufrieron la estrechez de liquidez y cuando de nuevo se retorna a una política expansiva tampoco se beneficiaron los sectores de menores ingresos.

Siempre se ha dicho que la inflación es el peor de los impuestos a los más pobres y aunque las autoridades del BC han logrado reducirla a la meta del Programa Monetario, los precios siguen altos, continúan subiendo, aunque más lentamente; para dar una idea de la situación, los alimentos han aumentado 33% desde agosto de 2020 hasta noviembre de 2023, la vivienda 18.2%, la salud 17.5% y el transporte 27.3%.

Puede leer: Precios altos y en aumento tasa de interés y tipo de cambio

Incluso artículos específicos en ese periodo han aumentado de precio más que el 33.3%; vale señalar algunos como el pan 33.7%, los espaguetis 37.0%, la carne de res 55.0%, la carne de cerdo 49.3%, el pollo fresco 33.4%, los aceites vegetales 57.8% y la yuca 91.8%. A todo esto, súmele el alza en los precios del cemento y varilla de fuerte impacto a un sector que apenas comienza a salir del crecimiento negativo.

La canasta del primer quintil, los más pobres, en esta administración ha aumentado de RD$5,420.27 colocándose a un nivel de RD$26,573.78(25.6%) superior al mayor salario mínimo nacional (RD$19,837.00) y la del segundo quintil ha aumentado de RD$27,663.11 a RD$34,653.91(25.2%)

Es de justicia reconocer que, gracias a una serie de subsidios a los combustibles, que benefician a pobres y ricos, y a ciertos insumos y alimentos la inflacion no alcanzó los dos dígitos.

Fenómenos exógenos y una política monetaria con elevadas inyecciones de liquidez, cercana al 2.3% del PIB, provocaron la inflación y cuando fue necesario apretar las tuercas monetarias, entonces, como era de esperarse, se ralentizo la actividad económica, a tal punto de que a pesar de una inyección de RD$158 mil millones de liquidez a los bancos para préstamos a una tasa no mayor de 9.0% y una reducción de la Tasa de Política Monetaria de 8.0% a 7.0%, sin embargo el crecimiento de la economía enero-noviembre apenas fue de 2.1%, derrotando todas las proyecciones, incluso la última de 2.5%, que para alcanzarla sería necesario un crecimiento en diciembre de 6.9%.Cuando la economía crece los más pobres no se benefician, cuando la economía crece poco se perjudican.

En la actualidad, como destaqué en el artículo anterior, se está produciendo un aumento de la tasa activa promedio de interés, fenómeno contrario a una política monetaria flexible, pero también tras varia semanas de mantener el tipo de cambio “frenado” en 56.95, lo cual provoco racionamiento por parte de los bancos, incluso para el pago de las tarjetas de crédito a sus clientes, ahora resulta que estamos presenciando un deslizamiento sostenido a tal punto que al inicio de esta semana los bancos vendían a sus clientes, con limites, al 58.60 y para operaciones mayores, fuera de la plataforma del BC, la cotización supera el 59.50.

Ha sido un año difícil para los más pobres y la clase media de ingresos fijos y el aumento del tipo de cambio augura mayores dificultades este 2024.

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