Un antes y un después

Un antes y un después

La encuesta Gallup publicada el pasado lunes 9 de febrero marca un antes y un después en la carrera política de Guillermo Moreno y de Alianza País. Veamos.

Sus resultados enterraron la invisibilidad en que ciertos sectores quisieron mantener tanto al partido como a su líder. Sabíamos que estos (Moreno en mayor medida que su partido) le salían “hasta en la sopa” a las firmas encuestadoras. Pero muchos trataban adrede de ignorar su crecimiento, procurando invisibilizarlos o minimizarlos. En este sentido la encuesta marca un antes y un después. Quienes hasta ahora eran indiferentes por fin hablan. Ya no pueden ignorar. Unos hablan en bien, otros en mal. Lo importante es que han tenido que romper su indiferencia. Algunos ya hablan del “fenómeno Guillermo Moreno”, frase que sintetiza el antes y el después del 9 de febrero para Moreno y Alianza País.

La Gallup confirma algo que veníamos sosteniendo: que los puntajes alcanzados por Moreno en las encuestas subestimaban sus números, debido a las técnicas de las encuestas; medirlo frente a seis figuras de los dos predominantes, ocultaba el puntaje real; cuando se redujera la cantidad de figuras, pues cada partido llevará un solo candidato presidencial, aflorarían los verdaderos números, como ocurrió en la reciente Gallup: escenarios de cuatro figuras, uno por cada partido, incluyendo dos perredeístas (del PRM y el PRD). Los números se redistribuirán cuando los partidos hayan escogido sus candidatos presidenciales para 2016.

También hay que resaltar algo que ciertos sectores no han apreciado (quizás les faltaban los números para llegar a una clara conclusión): que como figura Guillermo Moreno representa el tercer polo político en el país (alternativo a los peledeístas y a los perredeístas, aunque estos estén circunstancialmente en dos partidos). Después del 9 de febrero, luce imposible ignorar ese hecho. Aún más: el escenario 1 de la Gallup indica que si las elecciones fueran hoy y los candidatos del PLD y el PRM fueran Leonel Fernández e Hipólito Mejía, respectivamente, Guillermo Moreno sería el candidato de la oposición que competiría con Fernández en una inevitable segunda vuelta. En otras palabras: el elector dominicano no está fatalmente condenado a escoger entre los candidatos del perredeísmo (PRM y PRD). Hay una alternativa opositora no perremeísta ni perredeísta.

En los escenarios de la Gallup, Guillermo Moreno obtuvo en promedio un 9% de simpatías en el peor caso. Suponiendo que, manteniéndose las tendencias actuales, ocurriera ese “peor escenario”, ese 9% significa que el líder de Alianza País se convierte en factor decisivo en las próximas presidenciales; forzaría a una segunda vuelta excepto si el candidato morado es el presidente Danilo Medina; y podría ser determinante en definir el triunfador en una posible segunda vuelta. Eso tiene un mensaje claro: Moreno encabeza un proyecto de nueva mayoría política.

Representando esa nueva mayoría, Guillermo Moreno y Alianza País deberán ponderar que es un mérito bien ganado pero también una responsabilidad histórica. Un paso obligatorio de carácter partidario es completar su estructuración en las casi quince mil mesas electorales. Un segundo, abrir las puertas de sus candidaturas a la sociedad para llevar en cada demarcación candidatos alternativos a los tradicionales, personas de trayectoria honesta, democrática, patriótica y progresista. Un tercero, cristalizar la Mesa de Diálogo y Concertación, integrando nuevos actores sociales y políticos que han desestimado ponerse a la cola de los partidos tradicionales. La concertación debe conducir a un pacto nacional por un Nuevo País, es decir, por un cambio de rumbo a la República Dominicana.

 

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