Un apoyo moral que ha devenido en vital para Milei

Un apoyo moral que ha devenido en vital para Milei

Javier Milei

Cuando una avalancha de leyes amenazó con comprometer la sostenibilidad fiscal de la Argentina, alzamos la voz en defensa del presidente Javier Milei, pidiendo a nuestro país que le tendiera una mano amiga en apoyo a su plan económico, cuyos resultados sorprendentes ya se hacían visibles en el saneamiento de las finanzas públicas y la estabilización de los precios.

Por entonces, su estrategia se veía acechada por tres proyectos de ley que el mandatario vetó con firmeza, pues habrían generado un gasto adicional superior a siete billones de pesos en 2025 y cerca de diecisiete billones en 2026, sin contemplar fuentes claras de financiamiento.

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Hoy, tras el duro revés político sufrido por su partido en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires, el pasado domingo 7 de septiembre —un golpe que provocó el desplome del valor de los activos argentinos en los mercados—, ese apoyo se ha tornado vital. Y no es cualquiera quien lo ofrece ahora, sino el secretario del Tesoro más poderoso del mundo, Scott Bessent, quien aseguró haber conversado con la directora gerente del FMI para coordinar un respaldo decidido a la Argentina, afirmando que el apoyo de Estados Unidos será “grande y contundente” y que “todas las opciones de estabilización están sobre la mesa”.

El anuncio tuvo un efecto inmediato: los activos argentinos comenzaron a revalorizarse en los mercados.
Bessent precisó que, a cambio de esta ayuda, “Estados Unidos no impondrá ninguna nueva condición ni exigencia”, honrando la vieja sabiduría de que “cuando la confianza es mutua, la mesa de negociación se convierte en un puente y no en una trinchera”.

El presidente Milei se ha hecho merecedor de este respaldo no sólo por los logros alcanzados en su gestión, sino también por la entereza mostrada ante el revés electoral en Buenos Aires. Para muchos, aquel tropiezo pudo haber mellado su firmeza; sin embargo, el 14 de septiembre, al presentar el proyecto de presupuesto nacional para 2026, Milei dejó claro que su programa económico permanece incólume, como el árbol que no cede al viento porque guarda y protege un nido entre sus ramas.

Con realismo, reconoció que, más allá de los avances logrados tras décadas de descalabro, muchos argentinos aún no perciben en su vida diaria los frutos de esas correcciones. Pero ese desencuentro con la inmediatez no lo conduce al desaliento. Al contrario, subrayó: “El orden fiscal y el equilibrio son la diferencia entre trabajar por un futuro mejor o vivir atrapados en un tormentoso y decadente presente”. Y añadió: “Nos ha costado mucho llegar hasta aquí… Y si bien el camino es arduo, el rumbo es el correcto. Si no concluimos el proceso de cambio que hemos emprendido, habremos arrojado a la basura todo el esfuerzo realizado”.

Esto no implica que sea perfecto ni que esté libre de errores. Los ha cometido, sobre todo en la administración de su discurso, en la paciencia para escuchar a todos y en la flexibilidad que exige lo no esencial. Pero corregir matices no significa sacrificar lo sustancial, ni de nuestra parte renunciar a la defensa de su plan económico.

Y algo muy importante a entender: los gobernantes que siembran para el presente y para el porvenir suelen brotar como flores raras en medio del desierto. Y cuando aparecen, no debemos permitir que se marchiten sin agua ni resguardo.

Mario Mendez

Mario Mendez

Licenciado en Economía, del Instituto Tecnológico de Santo Domingo
(INTEC), con más de 40 años de ejercicio en el Periódico HOY.

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