Un arma de doble filo

Un arma de doble filo

La conexión a través del tiempo entre el Estado y las iniciativas privadas sin fines de lucro tiene una razón de ser socialmente aprobada. En importantes casos contribuye (no siempre de manera suficiente) a metas de beneficencia que deben cumplirse. Algunos invaluables servicios a la comunidad nacieron, se desarrollaron y alcanzaron niveles convenientes como fruto en mayor medida del esfuerzo pionero de ciudadanos que con sus entidades se consagraron al bien público. El resto de la comunidad los ha apoyado y es justo que también lo haga el sector público sin que por ello se les permita eludir los controles de ley sobre sus actividades y fuentes de financiamiento. Por lo regular, las ONG mejor acreditadas cumplen con esto.
En adición al provechoso vínculo oficial con acciones sociales privadas se ha ido dando la adjudicación de recursos oficiales con tintes políticos y de favoritismos impulsados por el tráfico de influencia. Un asunto de apellidos y de condescendencia y agradecimiento por adhesiones a determinados intereses del poder. Por esa vía se convierten en usufructuarios de mesadas provenientes del Fisco aunque resulte difícil comprobar que lo merecen. Así como a veces falta voluntad política para imponer equidad y orden, también se incurre en ligerezas para repartir favores mientras algunos dignos programas altruistas privados, pobremente asistidos, tienen que hacer de tripa corazón para existir.

Incumplimiento transfronterizo

Miles de inmigrantes haitianos que aspiran a regularizar su estatus en el país no logran superar su condición de indocumentados porque su propio Estado falla continuamente en expedirles actas y pasaportes. El incumplimiento en ese orden merecería una reacción diplomática del Gobierno dominicano. Al no brindarse adecuadamente un servicio consular tan simple y elemental, las autoridades vecinas obstaculizan una tramitación que República Dominicana se empeña en completar con todos los extranjeros.
Haití exporta su inoperancia en perjuicio de terceros y luego sectores externos reclaman (solo a este país) que regularice a plenitud y en corto plazo a los inmigrantes que le llegan del vecindario. Unos padrinos que por lo regular no miran hacia las causas primarias de la expatriación masiva de haitianos.

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