Un arte que evangeliza

Un arte que evangeliza

Leonor Asilis

Hoy se celebra el Día del Periodista, ocasión más que oportuna para felicitar de corazón este digno oficio de informar, formar y hasta entretener a los que los siguen.

Hoy quiero celebrarlo estrenando una nueva columna que trate de arte a la cual llamare, Atesorarte Dominicana.

Y lo hago escogiendo lo que nuestro pueblo lleno de fe esta viviendo. Me refiero por supuesto a la Semana Santa, la Semana Mayor, la que evoca la pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador, Jesús el Cristo.

Al momento en que escribo estas líneas se interpreta por segunda vez en esta Semana Santa, “LAS SIETE PALABRAS”, una obra de teatro exquisita tanto por el significado y la excelencia de la interpretación de sus actores bajo la experta dirección de Luis Marcel Ricart (THEAMUS) y el auspicio de la Orden de Malta en la bellísima iglesia Regina Angelorum, un arte vivo y que vivifica a quienes lo presencian.

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Nadie queda igual luego de verlo. Este es el propósito del buen arte, del arte sacro, deleitar, dar sentido y vivificar por el paso del representado.

Un aplauso sincero desde nuestros corazones que ante todo sabemos buscan glorificar al Señor, excelso artista de todo lo creado.

Por supuesto que he de señalar las procesiones, y seguiré refiriéndome a las que aquí en nuestra bella ciudad colonial se realizan. Esas en que también yo como muchos fieles he caminado.

Antes de dar mi testimonio, tratemos un poco de que se tratan.

Las procesiones son una expresión pública de la fe de un pueblo. Consisten en caminar desde una iglesia en procesión en oración y retornar a esta.

Las hay y de modo excelso junto al Santísimo Sacramento, y también en ocasión de Semana Santa acompañar a imágenes sagradas que sirven de inspiración en la oración muy lejos de la errática interpretación de algunos que cree que las mismas se adoran.

Es muy importante celebrarlas ya que a través de estas benditas procesiones estamos realizando un acto de evangelización que llega siempre a mucha gente. Y es que las procesiones recogen todo el sentido cristiano de nuestro caminar, y nos sumergen en los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo que nos enseñan que nuestro camino es el mismo que siguió Cristo, quien es el Camino, la Verdad y la Vida.

Aunque hay más de una procesión en la Semana Santa me voy a referir a la que suelo participar por tener una predilección a esa devoción llamada Jesús atado a la columna que evoca ese momento de su pasión cuando fue atado y flagelado antes de su crucifixión para nuestra salvación.

En Santo Domingo sale desde la iglesia Regina Angelorum el lunes Santo y es maravilloso vivir esta experiencia, sobre todo cuando se va en oración profunda y a la vez compartida en comunidad.

Tuve la dicha de caminar tocando sus andas (lo que sostiene la imagen), sabiendo en fe que El es quien nos sostiene en nuestro caminar.

Al estar tan cerca, también pude captar estas bellas imágenes para ustedes.

Lo mejor para compartirles es la bella oración que aprendí y rece junto a los fieles caminantes:
“Jesús atado, Jesús desatado, desata este nudo que se nos ha dado”.

¡Que el Señor de la Columna desate todos los nudos!