Un asunto de Estado

Un asunto de Estado

MIGUEL RAMÓN BONA RIVERA
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España se negó rotundamente a reconocer la autenticidad de los restos de Colón, y por el contrario destituyó de manera deshonrosa a su cónsul en Santo Domingo, don Manuel Echeberri. Es oportuno que denunciemos aquí, en este trabajo, cuales fueron las verdaderas e íntimas razones que indujeron a España a tomar esa actitud.

Veamos: El triunfo de la guerra de la restauración, con la consiguiente salida de las tropas españolas de nuestro territorio en 1865, produjo una severa humillación a la corona española en la persona misma de su soberana, la reina Isabel Segunda.

Pero lo que es peor, este triunfo de las armas dominicanas produjo un contagio revolucionario en las demás antillas mayores que aun permanecían siendo colonias españolas.

Es así como en 1868 se producen sendos pronunciamientos independentistas, tanto en Cuba como en Puerto Rico.

En Cuba se inicia entonces una larga guerra de independencia que durará diez años, de 1868 hasta enero de 1878.

En el momento en que se produjo el descubrimiento de la verdadera tumba de Colón en la catedral de Santo Domingo en septiembre de 1877, en ese mismo momento España se hallaba negociando la terminación de la sangrienta guerra con los revolucionarios cubanos sin que ninguna de los dos bandos hubiera resultado vencedor. El momento político era el menos conveniente para que las autoridades españolas reconocieran entonces que habían hecho un disparate cuando en 1795 trasladaron a Cuba los supuestos restos del Descubridor de América.

Eso hubiera sido admitir una nueva derrota de España frente a Santo Domingo.

Así que el primer ministro de España Don Antonio Cánovas del Castillo y el Capitán General de Cuba simplemente se negaron a reconocer como verídico el hallazgo de los restos de Colón en nuestra catedral e iniciaron una campaña interna y externa en contra de ello.

Fue un acto de mezquindad histórica por conveniencia política, y esa actitud de rigidez y terquedad ha permanecido  por inercia hasta nuestros días.

Si por el contrario, el hallazgo de los huesos de Colón se hubiera producido durante el período de la anexión, no hay dudas de que España hubiera reconocido de inmediato dicho acontecimiento como un regalo de la providencia al pueblo dominicano por su retorno al regazo de la madre patria.

Cuando España perdió la posesión de Cuba en 1898, los supuestos restos de la Habana fueron trasladados a Sevilla.

El análisis reciente hecho por los científicos españoles indica que los restos que se encuentran en la catedral de Sevilla pertenecen a un hombre de alrededor de 45 años de edad, y que no había hecho ejercicio físico. Obviamente ese no puede ser Cristóbal Colón.

El análisis realizando en 1959 por el Dr. Charles  W. Goff de la universidad de Yale a los restos que tenemos aquí, indica que pertenecieron a un hombre de alrededor de sesenta años de edad, de fuerte complexión física y afectado de artritis ósea. Ese es Cristóbal Colón.

Todo está muy claro.

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