Un aullido en el Año del Perro

Un aullido en el Año del Perro

A mi “plimita” Rosa Ng, una flor para todos
Cuando se gobierna a los hombres y se sirve al cielo, nada hay como la moderación. Solo con la moderación se puede estar preparado para afrontar los acontecimientos,  Estar preparado para afrontar los acontecimientos, Es poseer una acrecentada reserva de virtud.

Con una acrecentada reserva de virtud,  Nada hay que no se pueda superar; Cuando todo se puede superar, Nadie hay que conozca los límites de su fuerza. Cuando nadie hay que conozca los límites de su fuerza, Se puede poseer el Estado. He ahí la profunda raíz, la base firme, El dao de la larga vida y de la visión perdurable Lao Zi, el Libro del Tao.

Durante la primera luna nueva ocurrida el pasado 29 de enero, el perro entró por el horóscopo oriental a ocupar su puesto, después de 11 años de larga espera. El mundo oriental y occidental aprovechó la ocasión para celebrar su llegada, con ritos tradicionales y comidas especiales, que eran acompañados por la danza del dragón, que anunciaba la presencia del nuevo calendario.

Según los chinos el año dominado por el perro, se caracteriza por los extremos: todo o nada. Pero dicen también que este animal zodiacal es símbolo de la fidelidad y la justicia; y afirman otros, cuando ocurren altibajos en nuestras vidas, con su cariño y firmeza nos ayuda a centrarnos, a encontrar los valores que por circunstancias diversas perdemos.

En muchas ciudades del mundo, la cultura china se preserva como un atractivo no solo turístico, sino como un espacio físico y atemporal de los aportes de miles de chinos que cruzaron las fronteras de todas partes para trabajar.

Símbolo también de que las identidades nacionales no son únicas, sino resultados de yuxtaposiciones e influencias de muchas culturas y saberes.

Por eso, en las ciudades del mundo, el barrio chino se anuncia con una imponente puerta, que asegura al visitante que entró al mundo mágico demiles de migrantes que se resisten a la integración por subordinación, y, apoyándose en la riqueza de sus vivencias ancestrales, reproducen la China de sus recuerdos y amores.

El perro zodiacal entró a la vida de nuestro país con bríos y fuerza para ayudarnos a reclamar. Su potente ladrido se levanta para exigir fidelidad y cumplimiento a las promesas. Nuestro fiel perro guardián está aullando con tristeza y ladrando sin piedad en señal de atención.

El 8 de Diciembre del 2004 la Fundación Flor para Todos firmó un acuerdo de cooperación con el Ayuntamiento del Distrito Nacional para organizar y construir el Barrio Chino como proyecto complementario al Paseo Comercial de la Duarte. Uno de los primeros acuerdos fue la construcción de un gran Pórtico que fue diseñado conjuntamente el Consejo de Asuntos Urbanos (CONAU). Me cuentan que los planos de los diferentes diseños de las obra fueron  contratados con la empresa de Taiwán Overseas Enginering Construction CO,  OECC Ltd., una empresa, según me cuentan, es de gran prestigio que hacer grandes obras de ingenieria. Entusiasmado con el proyecto de que el Barrio Chino en República Dominicana tendría su pórtico, el Centro de la Colonia

China recaudó el dinero para esta obra. El gobierno dominicano se comprometió a completar el dinero faltante. El proyecto del barrio incluye además otras dos obras: la Plaza a Confucio con una estatua de 3 metros de altura en bronce y la Plaza del Zodiaco Chino con estatuas de 1.5 Metros en mármol. Los diseños de las obras y su ubicación fueron presentados y aprobados en el Ayuntamiento del Distrito y por la Secretaría de Obras Públicas, tanto así que se incluyó en el Presupuesto Nacional del año pasado.

El entusiasmo reinaba. El día 21 de julio del 2005 el Presidente de la

República dio el primer picazo del proyecto de la Duarte. Y ahí quedó todo.

El dinero fue recaudado, el diseño aprobado, la empresa constructora contratada, pero los trabajos que se iniciaron no han seguido. Si vas por la Duarte con Benito González encontrarás cuatro bases cuadradas que indican al transeúnte que algún día se construirá un pórtico. Los responsables en Obras Públicas, especialmente su Secretario de Estado, parecen ocupados y han echado el proyecto al cruel olvido.

Me cuenta que el propio Presidente Fernández no solo vio con entusiasmo la idea, sino que la ha apoyado. Pero su subalterno, el secretario de Estado de la cartera de Obras Públicas, parece que no quiere, no puede o no es partidario del proyecto. ¿Por qué? No lo sabemos.

¿Una nueva promesa más que no se cumple? Dicen los chinos que la mayor virtud es la persistencia, como la gota que tanto golpea la tierra que vence su dureza, o como el río que seguro de llegar al final de su ruta, rebasa obstáculos, bordea interrupciones, se sumerge sobre las piedras que se interponen en su camino. El Pórtico va. Me dicen que se está pensando entonces en seguir recaudando dinero para hacerlo. Se formó la Comunidad de Empresarios y Comerciantes del Barrio Chino, pero no es suficiente. Se necesitan inversionistas para transformar el área en un sector no solo ordenado y limpio desde el punto de vista urbanistico, sino tambièn y sobre todo desde el punto de vista comercial y residencial. El Barrio Chino no requiere de inversiones tan cuantiosas como algunos de los “mega proyectos”.

Al margen del tema de identidad, el proyecto sería importante para el turismo. Con seguridad produciremos mayores atractivos para el turismo tanto nacional como extranjero que cualquier Mega proyecto y la ciudad podría disponer de un lugar de recreación sano, ordenado, atractivo y lleno de colorido. Este sería el tercer Chinatown en América Latina y en un país que se vanagloria de tener 3 millones de turistas visitantes al año, esto sin lugar a dudas sería uno de sus principales atractivos.

Que el aullido del perro alerte a las personas sensibles. Que el aullido del perro recuerde que las promesas deben ser cumplidas. Que el aullido del perro sea tan fuerte y estridente que golpee la conciencia dormida de los funcionarios responsables. Que el aullido se convierta en tenaz ladrido si no cumplen con lo prometido. 

msang@pucmm.edu.do 
mu-kiensang@hotmail.com

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