Un baile de medio ambiente y economía en los Everglades

Un baile de medio ambiente y economía en los Everglades

DAMIEN CAVE
The New York Times

WEST PALM BEACH, Fla. Cuando funcionarios de Florida anunciaron un plan el mes pasado para salvar a los Everglades con la compra de United States Sugar y sus 75.735 hectáreas, sabían que el éxito de su plan podía ser definido por Alfonso Fanjul y su hermano J. Pepe Fanjul.

Florida Crystals, la compañía azucarera dirigida por la familia Fanjul y de la cual es propietaria, es lo que el estado quiere: aproximadamente 14.175 hectáreas necesarias para recrear la corriente fluvial histórica del río de hierba (River of Grass) desde el Lake Okeechobee al sur de los Everglades.

Algunos funcionarios estatales han dicho que esperan intercambiar algunos de los bienes de United States Sugar por la propiedad de los Fanjul, y en esta primera entrevista desde que fuera anunciado el acuerdo, los Fanjul dijeron que estaban “integrados” pero con algunas salvedades.

Ellos señalan que la central y la planta eléctrica de biomasa que tienen en Okeelanta, los cuales están en el camino de la corriente en algunos planos preliminares, no pueden ser trasladados. Y preguntan si no sería mejor dejar que Florida Crystals usara gran parte de los nuevos terrenos del estado para el azúcar, para conservar empleos y producir combustible para sus proyectos de energía limpia. “Queremos ser tan ecológicos como sea posible”, señala Alfonso Fanjul, director ejecutivo de la compañía. Pero J. Pepe Fanjul agregó lo siguiente: “Debe existir un equilibrio entre el medio ambiente y el desarrollo económico. También debe hacerse algo por los humanos”.

Algunos defensores de los Everglades ponen en duda los motivos de los Fanjul, en parte por sus muy publicitadas donaciones a ambos partidos políticos y sus esfuerzos por proteger un programa federal para el respaldo del precio del azúcar. Pero otros ecologistas señalan que la familia ha sido criticada injustamente en muchas ocasiones. Ellos señalan que United States Sugar, no Florida Crystals, ha sido históricamente el productor de azúcar más grande del estado y el peor administrador del terreno, según demandas, entabladas contra la industria.

Desde los años 90, Florida Crystals ha invertido muchísimo en métodos más limpios de agricultura y de energía alternativa. El resultado es un descenso continuo en los contaminantes que Florida Crystals y otros agricultores locales botan en las vías fluviales, según cifras estatales, aunque los niveles de fósforo siguen estando por encima de las 10 partes por mil millones que requiere el frágil ecosistema de los Everglades.

La compañía de los Fanjul ahora también dirige la planta eléctrica de biomasa más grande de Norteamérica, la cual genera hasta 140 megavatios de electricidad. Y el año pasado, la Universidad de Florida eligió a Florida Crystals para un proyecto piloto de US$20 millones para convertir celulosa en etanol líquido.

Ben Legendre, director del Sugar Institute en Lousiana State University, señala: “Florida Crystals es líder en la industria en lo que respecta a nueva tecnología”.

David Guest, abogado de Earthjustice, quien se ha visto implicado frecuentemente con la industria azucarera en los tribunales, opina lo mismo. “La comunidad ambiental tiende a ver el azúcar como una cosa unitaria, cuando realmente no lo es”, señala el señor Guest.

Los Fanjul señalan que sus esfuerzos se reflejaron en la demanda de productos más ecológicos.

“No creo que hayamos sido los únicos en cambiar”, señala J. Pepe Fanjul, presidente de la compañía.

“La conciencia de las personas por el medio ambiente en todos los países del mundo, sin hablar de Estados Unidos, ha cambiado y evolucionado. Todo estamos cambiando con el paso del tiempo”.

Desde que se anunciara el acuerdo de United States Sugar el 24 de junio con una fecha tope de cierre para noviembre, los Fanjul han intensificado sus esfuerzos por mostrar que sus actividades ambientales y económicas están alineadas.

Los ejecutivos de la compañía se han reunido al menos dos veces con funcionarios estatales desde junio.

Hace algunas semanas, los Fanjul también contrataron a John Wark, un consultor de relaciones públicas entre cuyos clientes se encuentran la Fundación Everglades (Everglades Foundation) y el Fondo para la Defensa del Medio Ambiente (Environmental Defense Fund). Ante la sugerencia del Señor Wark, periodistas de varios organizaciones de noticias han sido recientemente invitados a visitar las instalaciones de la compañía en Okeelanta.

El complejo, con una refinería al lado de la planta eléctrica de biomasa, se sigue sintiendo mayoritariamente como un complejo centrado en el azúcar. Montañas de azúcar sin refinar del tamaño de montículos formados por tormentas de nieve pasan por la refinería durante todo el año con la ayuda de aproximadamente 800 trabajadores sindicalizados.

La principal tarea de la planta eléctrica es mantener el funcionamiento de la refinería. Este es un panorama común en las centrales azucareras, con la diferencia de que Florida Crystals agregó nueva tecnología en 1995, lo cual aumenta la presión para generar energía adicional. Tomó casi tres años para poner el sistema en funcionamiento.

“U.S. Sugar habría podido hacer lo mismo cuando construyeron su nueva central”, señala Gaston Cantens, vicepresidente de comunicaciones en Florida Crystals, mientras se encuentra parado encima de las turbinas. “Pero no lo hicieron”.  Sin embargo, también existen señales de que Florida Crystals sigue siendo una compañía en transición, que no está segura de cuán ecológica debe volverse. En el centro de distribución se expone muy a la vista el azúcar orgánico, aunque el señor Cantens reconoció que fue producido en apenas 2.025 de las 62.775 hectáreas de la compañía en el condado de Palm Beach. (“Estamos expandiendo la producción”, señala Cantens).

 Algunos ecologistas tienen sus dudas. “La Compañía siempre ha operado sobre la base de que lo más esencial son las ganancias”, señaló Alan Farago, director ejecutivo del Consejo de Defensa de los Everglades (Everglades Defense Council).

De hecho, Alfonso Fanjul citó el libro empresarial “Green to Gold” (De verde a oro), escrito por Daniel C. Esty y Andrew S. Winston, como fuente de inspiración, y no “The Everglades: Rivers of Grass” (Los Everglades: Ríos de hierba) escrito por Marjory Stoneman Douglas. Y en un día lleno de visitas y reuniones informativas, quedó claro que los Fanjul estaban al menos tan interesados en adquirir terrenos adicionales para fines de ganancias y empleos como para energía limpia.

Al hacer hincapié en la economía, ellos tienen aliados. Las críticas más fuertes del plan estatal han sido de trabajadores de United States Sugar como K. S. Jones, uno de aproximadamente 1.900 empleados que quedará desempleado si el estado saca a United States Sugar de la industria dentro de seis años, como lo propone el plan actual.

La semana pasada, en una reunión en la sede de United States Sugar en Clewiston, el señor Jones habló primero. Les dijo a funcionarios estatales que si una agroeconomía similar no reemplaza a United States Sugar, el área estará llena de pueblos fantasmas. “Todo dólar perdido lastima a un condado pequeño y rural”, señala Jones.

Una idea reciente, debatida en Clewiston y respaldada por Florida Crystals, es un “centro de intermodalidad interior” que albergaría a los contenedores para los puertos del área.

El centro podría generar 32.000 empleos para el año 2015, según un estudio auspiciado por el estado.

Pero por ahora predomina una pegunta: ¿cuánto terreno debería ser de los Everglades? Thomas Van Lent, científico de alta jerarquía en la Everglades Foundation, ha calculado que se necesitarían aproximadamente 52.650 hectáreas para abastecer a los Everglades y a las áreas de tratamiento de aguas.

Si eso fuera correcto, y si toda la adquisición no utilizada fuera destinada a los Banjul en un acuerdo o venta, Florida Crystals podría agregar 23.085 de las 62.775 hectáreas que ya posee en Florida.

Consciente de las continuas negociaciones, el Distrito de Administración de Aguas del Sur de la Florida (South Florida Water Management District) se ha rehusado reiteradamente a ofrecer sus propias cifras.

Los funcionarios estatales tampoco han dicho si tratarían de cerrar la planta de Okeelanta en un intercambio de terrenos.

“No podemos responder a conjeturas o suposiciones en este momento sobre una posible adquisición que aún está en proceso de negociación”, señala Carole Wehle, directora ejecutiva del distrito, en un mensaje de correo electrónico.

El señor Van Lent señaló que probablemente el estado estaba aún estudiando el panorama financiero.

“Esta oportunidad surgió cuando menos la esperábamos”, señala Vand Lent, “y no creo que nadie la haya analizado ni calculado cuál sería el costo más bajo, ya sea el intercambio de terrenos con los Fanjul o la construcción sobre la huella actual de US. Sugar”.

El martes, un juez federal dictaminó que Florida y la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (Environmental Protection Agency, EPA) incumplieron con la Ley del Agua Limpia (Clean Water Act) al prorrogar las fechas tope de limpieza de los Everglades desde el año 2006 hasta el año 2016 a través de una ley por la que la industria azucarera había cabildeado.

Pero cuando el estado decida qué es lo que quiere, los Fanjul dicen que estarían listos para investigar los detalles y tratar de ayudar.

“Queremos participar activamente y desempeñar un rol en cómo debe hacerse”, señaló Alfonso Fanjul.

“Nuestra mayor inquietud”, agregó, “es que ellos hagan las cosas bien y de manera ordenada”.

Las claves

1.  Florida Crystals

Florida Crystals, la compañía azucarera dirigida por la familia Fanjul y de la cual es propietaria, es lo que el estado quiere: aproximadamente 14.175 hectáreas necesarias para recrear la corriente fluvial histórica del río de hierba (River of Grass) desde el Lake Okeechobee al sur de los Everglades.

2.  Respaldo a Florida

 Una idea reciente, debatida en Clewiston y respaldada por Florida Crystals, es un “centro de intermodalidad interior” que albergaría a los contenedores para los puertos del área. El centro podría generar 32.000 empleos para el año 2015, según un estudio auspiciado por el estado.

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