Un bandidaje fuera de control

Un bandidaje fuera de control

La presencia de patrullas militares con armas largas en las calles trajo sosiego por su efecto demostración pero no como para que la sociedad recupere por completo la confianza de vivir segura. Los brutales desafíos de la criminalidad enlutecen  hasta a los propios cuarteles. Un oficial digno, entrenador deportivo, fue  asesinado con saña en presencia de sus dos hijas pequeñas en una calle del Mejoramiento Social hace tres días. Y a poco, a una joven, correcta militar, le arrancaron la vida tras salir de su humilde vivienda a cumplir con sus deberes. Los delincuentes siguen teniendo la facilidad de movimiento que hace inseguro cada palmo de las ciudades.

No se podría aspirar a soluciones instantáneas cuando todavía la justicia es floja y suelta criminales con facilidad; y cuando seguimos lejos de aumentar la vigilancia por videocámaras en muchos sitios. Cuando todavía el 911 es teoría y hay miles de individuos fugados  con deudas de sangre con la sociedad para los que no existe una búsqueda intensa. ¿Con qué, si  la Policía no cuenta con medios de locomoción suficientes?  ¿Con qué si cuando se acude a algún departamento o destacamento a poner una querella lo primero que le dicen al ciudadano es que no hay personal para salir a perseguir a los anti-sociales que andan de su cuenta? O le dicen que el tanque de combustible del único y destartalado vehículo disponible está vacío y no hay cuartos para abastecerlo.

Depredadores muy consentidos

Ciertas relaciones del Estado con sectores de la sociedad llevan a recordar una notable película titulada “Durmiendo con el enemigo”. Con alguien que no está contigo aunque lo parezca. Las autoridades dominicanas protegen como si fuera sagrado el envío  al exterior de chatarras  que resultan falsas incluyendo trozos de cobre cuyo aspecto inofensivo se debe a la  alteración con fuego, pues su origen es el alambre robado masivamente. Como si fuera ciego, el Gobierno no mueve un dedo contra los metaleros y mercachifles de  exportación  que estimulan  tales hurtos . En estos días una banda barrió con todos los medidores de agua que la CAASD recién había instalado en la zona universitaria. Bustos y  sables del simbolismo patrio han sido sacados del país por  el mismo mecanismo. Y las compañías de electricidad, cable y teléfonos, sufren pérdidas millonarias; buena parte del daño económico  así causado lesiona al propio Estado.

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