Juan Terrero 
JUAN TERRERO PÉREZ
La voracidad del hombre en contra de los recursos naturales ha traído consecuencias funestas para la humanidad.
Durante años oíamos hablar de la laguna de Tino. Se ubicaba detrás del hoy residencial Doña Antonia, cercano al Campamento de Operaciones Especiales de la PN, en Manoguayabo, Santo Domingo Oeste.
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Hubo manglares y aves libres, como gallaretas, garzas y otras de nuestras fauna que merodeaban el humedal.
Llegó la mano del hombre y rellenó de caliche y piedras la laguna de referencia.
Consultamos un técnico de Medio Ambiente y nos explicó, más o menos, que el humedal persiste ahí, aunque lo hayan rellenado y si se construye un edificio de dos o tres niveles, corre el riesgo de colapsar, porque las aguas que mantenía la laguna, cuando llueve, no encuentran donde posar. De ahí las inundaciones, donde se levantan viviendas sin planificación.
