Roberto Serrano, un boricua que vino al país convulsionado después de la muerte de Trujillo, llegó con su familia, el como un recién graduado de una universidad norteamericana y su padre un empresario boricua de la agroindustria.
Vinieron con planes de invertir en el país e hicieron una visita protocolar al presidente de la República a finales de 1963 para anunciar sus intenciones de invertir en la agroindustria nacional.
Esa visita fue positiva estando presente el subsecretario de la Presidencia, don Fabio Herrera Cabral, banilejo de pura cepa y que deliraba por las cosas de su pueblo y anhelaba verlo progresar.
Herrera, por las estrechas relaciones con el presidente, le sugirió a los visitantes boricuas que el sitio ideal para establecer su empresa era Baní que disponía de tierras y personal.
Y así fue, los ejecutivos de La Famosa fueron a Baní a explorar el sitio y al poco tiempo con sus contactos se materializaba el proyecto de La Famosa en la parte sureste de Baní casi a orillas del río Baní.
A los pocos meses en 1964 la empresa comenzaba a procesar tomates y guandules con una gran satisfacción para los banilejos y del joven empresario Roberto que sembró sus raíces en Baní al contraer nupcias con una joven banileja con la cual procreó una hermosa familia.
Puede leer: Pataleo patriótico contra unificación de la isla
Las originales instalaciones de la Famosa se fueron modernizando y expandiéndose con sus grandes extensiones de terrenos sembrados de tomates y guandules en la plena de Azua y en algunos lugares de Bani.
La empresa, en manos de Roberto y de su hermano Joe, la elevaron a un nivel óptimo de producción y lograron penetrar el mercado local y de exportación con grandes éxitos.
Roberto Serrano partió hace pocos días de la Tierra, pero queda en el recuerdo su amor por Baní y su entrega a cooperar con los banilejos llevando a su empresa a ser una abanderada de la cultura y el deporte de manera que las manifestaciones de esa índole en la comunidad y sus alrededores encontraba el apoyo de La Famosa en todas las manifestaciones de esa índole. En la empresa contaban con un sólido respaldo que nunca fallaba y elevó esas actividades en Bani a sitiales de prestigio en el país.
Los que conocimos a Roberto nos queda el sentir de un hombre muy sereno de sangre fría y certero en sus decisiones. Esa apertura a ayudar a los demás nunca lo abandonó, aun en los momentos de crisis de su salud.
Peravia Industrial es el soporte para el desarrollo de Baní al igual que Industrias Banilejas que representan el eje fundamental para el desarrollo de esa región manteniendo un alto índice de empleo.
Cuando yo fui presidente de la Alianza Banileja desde el 2003 hasta el 2022, encontré en Roberto no solo al amigo sino el entusiasmado soporte a las actividades de nuestra bisoña entidad.
Fue el apoyo inicial para las actividades de la entidad comunitaria que en ese año celebró sus primeros dos convites. Yo estuve al frente de la misma contando con la amplia cooperación de Peravia Industrial, Industrias Banilejas, el Banco Popular, la Cervecería Nacional Dominicana y otras instituciones y personas que con sus aportes les dieron brillo a los convites