Un brindis por los cambios

Un brindis por los cambios

Una de las ironías que esta fecha -Nochebuena- exhibe en nuestra sociedad es la forma en que resalta las desigualdades, con festejo ampuloso en unos pocos hogares y pobreza aumentada en las casas de las mayorías. Este debería inspirar ideas de cambios y transformaciones, de manera que resulten menos pronunciados los valles y crestas de las diferencias entre los dominicanos, para acercarnos más a una horizontalidad basada en la justicia distributiva. Aspirar a insertar cada vez más gente a la vida económica para ir desplazando la dádiva de fundas y cajas de alimentos un día en el año y para regodeo de políticos cuya mayor riqueza es la pobreza de los demás.
Es evidente que la descomposición social que observamos en estos tiempos tiene entre sus principales precursores la distorsión de los principios que tienen por objetivo garantizar el respeto de los valores morales, la dignidad de las personas, los derechos fundamentales y otras prerrogativas esenciales en la sociedad organizada. En una fecha como la de Nochebuena, es propicio plantearse iniciativas para fomentar un tipo de conducta individual y social más acorde con las alegorías que justifican el festejo de esta fecha. No debería ocurrir que un número creciente de personas festeje el acontecimiento tan trascendental para el mundo cristiano con prácticas cada vez más negadoras de la esencia redentora de ese evento.
Definitivamente, tenemos que brindar porque en nuestra sociedad se produzcan cambios sustanciales en el modelo de vida. Tenemos que rebelarnos contra toda práctica que tome las necesidades humanas como instrumento mediático de promoción política. El derecho a la salud, la alimentación, al respeto como persona y muchas otras prerrogativas están virtualmente secuestradas por unos esquemas que dejan mucho que desear. La bonanza económica no puede ser ajena a la necesidad de dotar a la sociedad de todo lo que necesita, no solo en términos materiales, sino fundamentalmente de valores morales que son la esencia del bien vivir. La sociedad necesita rescatarse a sí misma antes de que las aberraciones la disuelvan. Lo más sano y prudente es que dejemos de pensar como individuos y actuemos como partes de un mismo tejido. La época es propicia para comprometerse a enfrentar todas las cosas que contradicen nuestra esencia de seres interdependientes. Brindemos en esta fecha con la voluntad enfocada hacia los entuertos que debemos corregir para consolidar nuestro papel de Estado de derechos.

 

 

 

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