Un brindis por su salud

Un brindis por su salud

El boom de en la industria del vino se debe en gran parte a la “paradoja francesa”. En 1980 las estadísticas comprobaron que Francia era el país con menos problemas cardiovasculares a pesar de su dieta alta en carnes rojas y de su tasa de tabaquismo. La evidencia siempre ha apuntado hacia la afición de los franceses por el vino tinto.

Tomar vino en cantidades limitadas produce ciertos beneficios a la salud, tal como lo señalan las investigaciones:

[b]DISMINUYE EL RIESGO DE INFARTOS[/b]

Un estudio realizado en el Departamento de Nutrición de Harvard concluyó que el vino puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón al poseer antioxidantes que reducen el estancamiento de la grasa en las arterias.

[b]EN DIGESTIVO[/b]

El Departamento de Pediatría y Patología del Tripler Army Medical Center de Honolulu asegura, después de varios estudios, que el vino tiene propiedades antibacteriales y aumenta la producción y flujo de los jugos gástricos.

[b] PULMONES[/b]

Un equipo de la Universidad de Buffalo encontró que el vino blanco está ligado al buen funcionamiento de los pulmones porque contiene ingredientes que detienen los radicales libres que pueden dañar su tejido.

Enfermedades mentales

Un vaso y medio de vino al día puede ayudar a mejorar las células de la materia gris del cerebro y detener el avance de los desordenes mentales, de acuerdo con los científicos del Human Institute en la Universidad de Milán. Esto podría ser importante en el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer y Parkinson, padecimientos en los que los impulsos químicos entre las células se debilitan causando confusión mental, demencia y problemas de coordinación motora.

[b] MENOR INCIDENCIA DE CÁNCER[/b]

Un equipo de investigaciones del Copenhagen Center for Prospective Population Studies publicó en el British Medica Journal un estudio en el que se comprueba que los bebedores de vino tienen menos posibilidades de contraer cáncer en el tracto digestivo debido a que las uvas contienen resveratrol, una sustancia que inhibe la progresión de esta enfermedad.

[b]LA OTRA CAMPANA[/b]

Así como se han desarrollado investigaciones que señalan los beneficios del vino, se han realizado otras que demuestran que algunas personas deberían abstenerse de tomarlo. Por ejemplo, las mujeres con riesgo de cáncer de mama elevan aún más ese riesgo si toman vino, aunque sea en cantidad moderada. Parece que mientras más se bebe mayor es el riesgo.

Especial cuidado deberían tener también las personas con familiares alcohólicos o que crecieron en un hogar con alcohólicos. Aunque no todos los hijos de alcohólicos tienen problemas por beber en exceso, el riesgo de desarrollar esa enfermedad es ciertamente es mayor en ellos.

Es interesante señalar que entre los hijos de padres que no beben alcohol la proporción de alcoholismo es también elevada. Esto hace pensar a los expertos que unos padres que consumen alcohol con moderación son el mejor ejemplo para sus hijos porque actúan de contrapeso a la avalancha publicitaria y a las influencias fuera del hogar que inducen a ingerir grandes cantidades de bebidas alcohólicas.

En cuanto a las mujeres embarazadas está claro que durante la gestación no debería tomarse vino ni ningún otro tipo de bebidas alcohólicas por los problemas físicos, mentales y conductuales que presentan los hijos de madres que bebieron durante el embarazo. A pesar de que se le ha dado amplia publicidad a ese punto, no está de más recordarlo sobre todo en esta época del año.

[b]¿QUÉ CANTIDAD BEBER?[/b]

Para los hombres, uno o dos tragos diarios. Para las mujeres, uno o menos. Sin embargo, muchos expertos en el tema consideran que beber todos los días no es saludable aunque sea una o dos copas de vino. A los bebedores habituales recomiendan hacer “ayunos de alcohol” cada dos o tres días y comer saludablemente antes de beber para evitar la irritación del sistema digestivo.

Como en muchas otros aspectos de la vida, en los que la diferencia entre lo que es o no saludable depende de la cantidad y la frecuencia, con las bebidas alcohólicas –vino u otro tipo-, parece ser que la moderación es la clave.

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