En un sistema político que pretende ser democrático como el nuestro, se hace necesario e imprescindible que todas las herramientas que lo sustentan, dentro de ellas de manera especial los partidos políticos, se fortalezcan cada día más y que todos los dominicanos, participen o no en esas organizaciones, contribuyan a que se mantengan vigorosos, dinámicos y sanos; aportando ideas, sugerencias y cuidando de alguna manera a sus dirigentes, como forma de garantizar que el sistema mejore y se consolide.
No se trata solamente de los partidos, sino de todas las organizaciones, pero de forma preponderante aquellas que mayor responsabilidad tienen, por su tamaño, tradición democrática, como por muchísimos aspectos relativos a su capacidad de influenciar en la sociedad como el PRD.
Por eso resulta positivo conocer acerca de los proyectos e ideas que se producen dentro de esa organización, sobre todo la propuesta hecha la semana pasada por su presidente Miguel Vargas, planteando un acuerdo compromiso entre los que participarán en la Convención que habrá de escoger su candidato presidencial para el 2012.
Igualmente resulta estimulante la noticia sobre un Congreso por la unidad del partido y para redefinir estrategias, ideologías o acciones programáticas, anunciado por su dirigencia, para lo que se ha escogido como coordinadores un grupo de reconocidas personalidades de indudable vocación democrática e institucional, porque el PRD representa una de las piezas más importantes de nuestro sistema político.
Esas disposiciones al parecer compartida por la mayoría de su dirigencia nacional y de base debe mantenerse, y aún existiendo diferencias de enfoque, que es lógico en cualquier partido político, sobre todo en una organización tan grande y donde muchos han ocupado posiciones protagónicas, debe continuar dentro de esa línea de respeto institucional y búsqueda de unificación de criterios, porque así se preparan para colocarse en el lugar preciso, esperando que llegue la fecha indicada.
Porque la democracia solo debe alimentarse con métodos democráticos, y cuando hay discrepancias de ideas, metodologías, estrategias, como de cualquier índole, incluyendo luchas por posiciones internas o candidaturas, también hay que hacerlo utilizando métodos absolutamente democráticos y civilizados.
Las discusiones dentro de las organizaciones políticas que son la base fundamental del sistema, no pueden hacerse bajo métodos que laceren la democracia, la institucionalidad, como la imagen de las organizaciones y sus dirigentes, sino aportando las ideas que se sustentan, pero utilizando métodos de altura.
Los verdaderos amigos de la democracia son los que hacen planteamientos o exponen ideas y las valoran con razonamientos lógicos, pero no así, quienes se dedican a defender sus criterios en menoscabo de los que sustentan ideas o posiciones distintas. Tampoco son amigos de la democracia los que para alabar o defender un dirigente con el que coinciden o tienen simpatías, en vez de destacar sus cualidades, se dedican por diferentes vías a tratar de desacreditar a los contrarios, porque con ello se vulnera el sagrado valor del respeto a la dignidad humana.