Un Bush opacado por guerra hará gira AL

<p>Un Bush opacado por guerra hará gira AL</p>

WASHINGTON (AP).- Un presidente en su segundo mandato sueñe encontrar solaz en la política exterior y viajes al extranjero a medida que pierde peso y relevancia en su país. Empero, ese vuelco hacia el extranjero no le servirá de mucho al presidente George W. Bush durante su gira de seis días por la América latina.

Bush no es un mandatario popular en el extranjero y le será difícil escapar a las polémicas creadas por la guerra en Irak y Afganistán, vaya donde vaya.

El viaje de Bush tiene como fin renovar el interés en una parte del mundo que se sintió arrinconada desde los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001.  Promoverá mejores lazos en el terreno comercial, en el combate del narcotráfico, la producción de biocombustibles y las fuentes alternas de energía.

La gira de Bush, que comienza el jueves, le llevará a Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México.

El subsecretario de Estado Nicholas Burns consideró el 2007 «un año de actividad»» con la América Latina. Empero, Bush acude con malas cartas.

El control de los demócratas en el Congreso y el creciente proteccionismo amenazan los acuerdos de libre comercio propulsados por Bush. Su poder, otorgado por el Congreso, para negociar dichos acuerdos por la vía rápida expira el primero de julio y su renovación es dudosa. Los anfitriones de Bush comprenden que es un presidente afectado en su país por su escasa popularidad y un congreso dominado por la oposición demócrata, y con poco peso en su propio partido para la designación del candidato a sustituirle en el 2008.

Cada vez con mayor frecuencia, Bush es atacado por el presidente izquierdista venezolano Hugo Chávez, aliado del cubano Fidel Castro, y para el cual el periplo del mandatario estadounidense es un intento de envenenar las relaciones entre Venezuela y sus vecinos.

Chávez llama a Bush «el pequeño caballero del norte, el rey de los invasores, el rey de los mentirosos»».

Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y ex director de economía del Fondo Monetario Internacional, cree que América Latina necesita desesperadamente la atención de Estados Unidos. «La hemos ignorado excesivamente y por mucho tiempo. Y especialmente ahora, cuando existe este gran giro hacia la izquierda»», afirmó.

«La influencia de Chávez en América Latina es cancerosa. Es un momento muy peligroso. Y los intereses a largo plazo de Estados Unidos podrían verse muy amenazados»», insistió Rogoff.

A medida que los presidentes estadounidenses se adentran en su segundo mandato, les resulta cada vez más difícil obtener victorias de política nacional en el Congreso y por ello se dedican con frecuencia a la política exterior.

El ex presidente Bill Clinton, por ejemplo, pasó sus últimos meses en la Casa Blanca intentando lograr un acuerdo de paz en el Medio Oriente tras salir airoso del juicio político al que fue sometido en el Congreso.

El entonces presidente Richard Nixon viajó a Moscú para firmar acuerdos sobre la reducción de armas meses antes de verse obligado a dimitir por el escándalo Watergate. Y el presidente Dwight D. Eisenhower, tras la victoria demócrata en las elecciones legislativas de 1958, descubrió que el único armamento a su disposición en política nacional era el veto a la legislación. En lugar de ello, optó por recorrer el mundo.

Empero, Eisenhower fue recibido allí donde fue, incluso en Madrid por el general Francisco Franco, como un héroe y Clinton atrajo multitudes y el afecto de la masa en el extranjero. En comparación, Bush es muy impopular.

«El presidente acude a una parte del mundo que no ha sido muy polémica y donde espera dejar un legado positivo»», comentó Geoff Thale, de la Oficina en Washington para la América latina.

«Creo que es fenomenal que vaya. Pero persiste la duda: ¨podrá lograr algo?»»

Thomas Shannon, que encabeza la mesa de América latina en el Departamento de Estado, niega que el gobierno haya prestado suficiente atención a esa parte del mundo.

«He examinado estadísticas que se remontan a 1982, y este gobierno está gastando más dinero que cualquier otro ha gastado en varias décadas»» en esa región del mundo, insistió el funcionario.

Empero, no hay duda alguna de que las perspectivas de Bush son modestas.  Durante su campaña electoral del 2000, indicó que América Latina sería un «compromiso fundamental de mi presidencia»».

 

 

Poco después de ocupar la Casa Blanca, presidió una «Cumbre de las Américas»» en la ciudad canadiense de Quebec, donde defendió una zona de libre comercio desde Alaska al Cabo de Hornos chileno.

Empero, los ataques del 11 de septiembre trastrocaron esas prioridades.

«Dadas las circunstancias y con la atención depositada en el Medio Oriente, América Latina ha recibido incluso menor atención que generalmente recibe»», dijo Peter DeShazo, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental hasta el 2004. Trabaja ahora para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington.

Las perspectivas de una zona de libre comercio hemisférica han desaparecido. Brasil, la mayor economía de América del Sur, ayudó a formar el bloque mercantil rival con Argentina, Paraguay, Uruguay y más recientemente, Venezuela, el llamado Mercosur.

Bush ha buscado acuerdos comerciales país por país. Quedan pendientes tres, con Perú, Colombia y Panamá. Y un acuerdo de libre comercio es negociado con Uruguay, cuyo presidente, Tabaré Vázquez, se ha mostrado descontento con el Mercosur.

Bush obtuvo la aprobación para firmar un Acuerdo de Libre Comercio con América Central por un solo voto en el Senado, y el Congreso estaba entonces en manos de los republicanos: desde principios de la década de 190 sólo hubo un pacto de libre comercio firmado entre Estados Unidos, Canadá y México.

Bush se centrará seguramente en el libre comercio y el combate del narcotráfico en Colombia, el mayor receptor de la ayuda exterior estadounidense además de Israel, Egipto y Afganistán.

Durante la gira, y especialmente en Brasil, Bush promoverá los biocombustibles y la autosuficiencia en energía. En México, el mandatario se reunirá con su colega Felipe Calderón, con quien tratará el narcotráfico, la inmigración ilegal mexicana y las disputas comerciales pendientes, como por ejemplo la libre circulación de los camiones mexicanos por todo Estados Unidos, y la importación de productos agrícolas mexicanos.

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