Se mire por donde se mire, el “Calamar” es difícil de engullir. La sociedad, de tan fastidiada, ha caído tan bajo que los presuntos actos de corrupción salpican hasta a quienes jamás han tenido necesidades económicas: la avaricia rompió los sacos y, con ellos, se perdió la confianza en la política y en los funcionarios. Es imposible, a estas alturas, que volvamos a creer.
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El expediente presentado por el Ministerio Público aparenta estar bien sustentado y, si todo pasó como ha señalado, fuimos más vendidos de lo que pensamos. Falta saber, viendo que los involucrados son del entorno del expresidente Danilo Medina, ¿Cuánto sabía él y cuánto desconocía? Cualquier respuesta es grave: si conocía la situación sería un cómplice más y, de lo contrario, ejerció la Presidencia sin control -por no decir algo peor-.
Pensar en que hayan sustraído cerca de RD$19 mil millones del erario impresiona, máxime al recordar las declaraciones de José Ramón Peralta, Donald Guerrero y Gonzalo Castillo sobre la corrupción. ¿En serio fueron tan descarados? Por las confesiones del expediente, al parecer, sí.
El poder, se ha dicho, corrompe. Ahora, sin embargo, parece que se va a castigar. A eso hay que apostar porque ya basta de impunidad. Quien peque debe pagar, ya sea medusa, coral, pulpo o calamar.