Un cambio estimativo

Un cambio estimativo

No hay ninguna duda de que en el mundo de hoy están ocurriendo grandes transformaciones. Algunas de ellas –las más visibles– son tecnológicas; pero también cambios políticos, económicos, culturales, ecológicos. De estos últimos, se menciona mucho “el cambio climático”, una expresión general, omniabarcante, que nos hace pensar en “tsunamis”, en la disolución de glaciares. Pero hay lugares del mundo que se han “desertificado”, regiones donde escasea el agua y las abejas. En Haití, la vecina República, sólo se conserva el 3% del área boscosa que tuvo en el pasado; y la capa vegetal ha desaparecido en muchas zonas del país.

En los EUA, gobierna un presidente mulato a una población mayoritariamente blanca; lo han elegido dos veces. En los últimos comicios, el Presidente Obama enfrentó un candidato seguidor de los mormones, en una sociedad compuesta por católicos y protestantes. Ninguna de las dos cosas había ocurrido antes. Son cambios sociales que han modificado “el clima político” de una nación poderosa, económica, militar e institucionalmente. El cardenal Ratzinger, un teólogo alemán de larga experiencia dentro de la Iglesia, renuncia a ser Papa. Un suceso que, por lo menos, puede calificarse de insólito. ¿Quién hubiese sospechado que tendríamos un “ex-papa”, un Pontífice en retiro?

En la China continental, gobernada por el Partido Comunista, los herederos de Mao Tse tung mantienen inversiones personales en “paraísos fiscales”. Al conjunto de esos dirigentes se le llama “la nobleza roja”. Quiere decir que los efectos de las “mutaciones” son visibles en EUA, en China, en la Iglesia católica. Al cambio climático universal acompaña un cambio social también universal. Las actitudes de hombres y mujeres frente al trabajo y las obligaciones familiares, han girado varios grados. Los hábitos sexuales de los jóvenes de este tiempo producirían escándalo a nuestros abuelos.

Las “tablas de valores”, como ya había advertido Federico Nietzsche a fines del siglo XIX, experimentaron una “transmutación”. Tal vez sus dolores de cabeza no le dieron tregua al poeta-filósofo para determinar con precisión cuándo entrarían en vigor las nuevas reglas estimativas. Los principios morales, las valoraciones estéticas, los ideales políticos, tienen actualmente “vectores” distintos de los que heredamos del cristianismo y de la ilustración. Pero nadie avizora lo que vendrá mañana.

 

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